Por: Redacción/
El Servicio de Clima Espacial México (SCIESMEX), del Laboratorio Nacional de Clima Espacial (LANCE) del Instituto de Geofísica (IGef), unidad Michoacán de la UNAM, obtuvo certificación bajo la Norma Internacional ISO 9001, que avala la competencia de los investigadores responsables en emitir información verídica y el compromiso institucional por seguir las mejores prácticas internacionales.
La importancia del LANCE es que proporciona conocimiento científico al sistema nacional de protección civil; este laboratorio recopila y procesa observaciones de la actividad solar, medio interplanetario, campo magnético terrestre y la ionósfera sobre México. Su objetivo es informar el estado del clima espacial en territorio nacional y tener datos sobre las condiciones para que los sistemas tecnológicos operen de manera confiable. “Se trata incluso de un asunto de soberanía y seguridad nacional”, dijo Juan Américo González Esparza, responsable técnico del LANCE y jefe de Servicio de Clima Espacial.
La certificación marca un precedente en el desarrollo de políticas públicas de protección civil en materia de prevención de desastres ocasionados por fenómenos naturales. El Servicio dará aviso al Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) de la ocurrencia de tormentas solares que pudieran afectar sistemas tecnológicos vulnerables, como satélites, telecomunicaciones, sistemas de posicionamiento global y redes de transmisión y generacion de energia eléctrica.
“Es un logro del Instituto de Geofísica, y quiero externar mi reconocimiento a las cátedras Conacyt que trabajan en clima espacial, y a todos los involucrados para conseguir este objetivo”, expresó González Esparza.
Tormentas solares y afectaciones al planeta
Con frecuencia circulan en medios digitales noticias falsas sobre tormentas solares que sólo provocan preocupación entre la población; por ello, el investigador del IGef exhortó a mantenerse informados mediante fuentes oficiales. Estos fenómenos naturales son comunes y en su mayoría no tienen afectaciones significativas sobre México; en el caso de las tormentas solares severas “pasa como con los sismos, no se sabe cuándo ni cómo ocurrirán”.
De acuerdo con González Esparza, como toda estrella el Sol tiene un ciclo de actividad de aproximadamente 11 años. A veces la frecuencia de los eventos se reduce al mínimo de explosiones, con baja actividad y poca energía, y unos años después está en su máximo, con explosiones solares más intensas y frecuentes.
Este 2019 está muy cerca del mínimo solar y los eventos solares no tienen efectos significativos, pero en cuatro o cinco años la situación cambiará porque nuestra estrella alcanzará su máximo; entonces se presentarán mayores afectaciones a los sistemas tecnológicos, no así a la salud de los seres vivos, pero recomendó estar preparados.
“Gobiernos de varios países han empezado a desarrollar protocolos para incrementar su resiliencia y seguridad nacional por la vulnerabilidad ante estos acontecimientos. “En México se incluyeron los fenómenos astronómicos en la Ley General de Protección Civil desde 2014, por lo que en el LANCE nos dedicamos a estudiar y vigilar al Sol, y a desarrollar infraestructura observacional para medir los efectos de tormentas solares en nuestro territorio”, aseveró el universitario.
En 1859 ocurrió la tormenta solar más intensa que se ha documentado en la historia reciente, conocida como Evento Carrington o tormenta perfecta, que causó perturbaciones magnéticas y auroras boreales en prácticamente todo el planeta: el cielo nocturno se iluminó con tonos rojos.
“En México varias personas fueron testigos de este suceso único; nunca se ha vuelto a ver una aurora boreal en nuestro territorio. En aquella época no pasó a mayores porque no existía Internet y el desarrollo de sistemas tecnológicos era incipiente. Pero científicos consideran que si un evento de esa magnitud volviera a ocurrir se producirían daños globales a la sociedad moderna, por lo que se desarrollan protocolos de actuación”, concluyó.
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