Por: Redacción
Los dos tipos de enfermedad periodontal (crónica y agresiva) tienen etiología diferente en población europea, pero en nativos de México es la misma. Además, una variación genética en mexicanos mestizos aumenta hasta 12 veces el riesgo de padecer la agresiva, según resultados de una investigación de Laurie Ann Ximénez-Fyvie, del Laboratorio de Genética Molecular de la Facultad de Odontología (FO) de la UNAM.
Hasta antes del 2006, en América Latina no había estudios al respecto, y la literatura sobre el tema, basada en poblaciones de Estados Unidos, Europa y Japón, sugería orígenes diferentes.
Sin embargo, resultados de la primera evaluación de perfiles microbiológicos hecha en mexicanos por nacimiento y publicada ese año, indican que aquí la causa es la misma.
El estudio fue aplicado por Ximénez-Fyvie y colaboradores en una muestra de 500 mestizos e indígenas (mazahuas, huicholes, coras y otomíes), con padres y abuelos también nacidos en el país.
El análisis microbiológico, realizado en el Laboratorio de Genética Molecular de la FO, indica que un grupo de tres microorganismos anaerobios estrictos se asocia a la periodontitis, tanto crónica como agresiva. En general, son causadas por Porphyromonas gingivalis, Tannerella forsythia y Treponema denticola.
Una característica crucial, diferente, que encontró Ximénez-Fyvie, fue que los enfermos de periodontitis tenían proporciones elevadas de estas tres especies y, en comparación con sujetos sanos, cantidades disminuidas del género bacteriano Actinomyces.
En la placa dentobacteriana, este último funge como una columna vertebral, pues proporciona un equilibrio en la microflora de la boca, que es compatible con la salud. Su disminución propicia el crecimiento o la sobrepoblación de especies periodontopatógenas, señaló.
Pese a tener la misma etiología, los dos tipos de periodontitis no son iguales clínicamente. La crónica tiene periodos de remisión y de actividad, con una progresión generalmente lenta. En cambio, la agresiva no entra en remisión (excepto que se administre un tratamiento) y avanza muy rápido.
Una puede iniciar desde los 30 años de edad y el enfermo percatarse hasta los 50 o 60, cuando ya “hay un diente flojo, se le hizo largo o se encogió la encía”.
La otra se presenta en edades más tempranas, una vez que se han caído los dientes de leche y aparece la dentición mixta y permanente. Aparece entre los 12 y 20 años y es muy agresiva: hay casos en que dos años después de que empezó ya se han perdido varias piezas.
¿Qué hace que unos mexicanos padezcan una y no la otra? La respuesta está en cómo responden inmunológicamente las personas a esta enfermedad infecciosa, que tiene una patogenia fundamentalmente inflamatoria, explicó.
Por ello, el grupo de Ximénez-Fyvie evaluó en la población mexicana mestiza las variaciones en genes que codifican para unas proteínas llamadas citocinas, que entre otras funciones regulan el proceso de la inflamación.
Éstas son moléculas involucradas en el proceso inflamatorio y en la activación de otras líneas celulares que llevan a la destrucción de tejidos. Por ejemplo, agregó, la interleucina 6 es capaz de activar directamente a los osteoclastos o fibroblastos, lo que puede llevar a la destrucción de hueso y tejido conectivo.
Así, en pacientes con periodontitis crónica y agresiva evaluaron las variaciones (tipo SNP, single nucleotide polymorphism) en genes que codifican para citocinas, que son mediadoras de la inflamación y, por tanto, incrementan la predisposición y riesgo a enfermedades como la periodontitis.
Ximénez-Fyvie estudió las interleucinas 1 alfa, beta y RA (antagonista del receptor), así como las interleucinas 6, 8, 10, 12, TNF (factor de necrosis tumoral) y LTA (lifotoxina alfa); todas citocinas proinflamatorias, excepto el antagonista al receptor de la IL-1.
Los resultados de las evaluaciones revelaron que los mexicanos sanos y con periodontitis crónica se parecen más o menos genéticamente. Sin embargo, la universitaria encontró un marcador genético efectivo para determinar predisposición y riesgo a la agresiva.
Se trata de un genotipo polimórfico complejo compuesto por cuatro haplotipos que presentan variaciones específicas de tipo SNP en los genes que codifican para IL6, IL8, IL10, IL12, TFN y LTA. Las personas que presentan dos o más de estos haplotipos tienen 12.4 veces más el riesgo de padecer periodontitis agresiva.
La enfermedad periodontal en el mexicano mestizo es una infección que, causada por tres bacterias, genera una respuesta inmune que lleva a la destrucción del tejido. En quien porta las variaciones esta respuesta inmune es exponencial: “mayor respuesta no es mejor, sino más nociva” en estos casos, resumió.
Ximénez-Fyvie dijo que continuará sus estudios en diabéticos, por ser una población susceptible de padecer periodontitis, difícil de controlar terapéuticamente. El objetivo es determinar la etiología bacteriana y los rasgos genéticos de los diabéticos.
Otra vertiente de su trabajo es determinar si este rasgo genético, que llama marcador para periodontitis agresiva, es propio del mexicano o pudiera ser un marcador universal. Para saber su alcance, se necesitan evaluaciones más amplias en otras poblaciones de América Latina y otras partes del mundo. Analizar gente de Brasil está en la mira, pues en ese país hay colegas que podrían colaborar en esta línea de investigación.
¿Un marcador genético para periodontitis agresiva podría derivar en alguna prueba diagnóstica y mejora terapéutica? Sería sencillo, indicó. En el consultorio el dentista tomaría con un hisopo una muestra de células epiteliales de la parte interior de la mejilla del paciente y la impregnaría en un papel que captura el ADN de esas células. Luego se analizaría en el Laboratorio de Genética Molecular de la FO.
Así, mediante un ensayo de PCR (Reacción en Cadena de Polimerasa) y posteriormente de secuenciación, se podría determinar si un paciente es positivo o negativo al genotipo polimórfico. En consecuencia, el dentista o periodoncista podría aplicar estrategias preventivas y terapéuticas específicas.
Aunque es posible instrumentar esa prueba diagnóstica, la experta advirtió que falta presupuesto para hacer más ciencia (estudios en poblaciones para corroborar el alcance del marcador) que la respalde antes de ofrecerla como tal. “Sería como un sueño que en el tiempo de vida propio, el conocimiento que uno genere pudiera redituar en un beneficio inmediato para los enfermos”.
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