Por: Redacción/
El arquitecto Carlos Leduc Montaño construyó espacios públicos –escuelas y hospitales– que siempre ligó al paisaje del entorno y trató cada árbol como un edificio y no como simple ornamento, sostuvo el doctor Saúl Alcántara Onofre, profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El arquitecto mexicano mantuvo una personalidad preocupada por estudiar intensamente el clima, el terreno y la vegetación para crear espacios abiertos cargados de follaje que dieran sombra y tranquilidad a sus usuarios, aseveró el especialista.
Durante la mesa de reflexión Carlos Leduc Montaño, la otra modernidad, realizada en la Galería del Tiempo de la Unidad Azcapotzalco de la UAM, el académico del Departamento del Medio Ambiente para el Diseño expuso que Leduc dedicó la mayor parte de su obra a la planeación de espacios que fomentaran el desarrollo integral de la gente más necesitada.
Su valoración especial por la naturaleza, lo hicieron trazar pistas libres y grandes patios al interior de colegios, con enormes verjas pensadas para apreciar los jardines cargados de guamúchiles y huizaches, y rematar sus construcciones con macizos de arbustos y árboles que delimitaran el plano del espacio exterior.
Con formas isométricas dibujó hileras de árboles que obligaban al viento a tropezarse con ellas, haciendo que éste los rodeara bajo las copas y que la estadía de las personas fuera amable.
El coordinador del Posgrado en Diseño, Planificación y Conservación de Paisajes y Jardines de la UAM refirió que la Unidad Azcapotzalco alberga ahora los planos de este arquitecto, los cuales se encuentran en el acervo audiovisual de esa sede académica.
El doctor Carlos González Lobo, investigador del Posgrado en Urbanismo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se refirió a su colega y amigo como una persona que vivió la gran ilusión de tomar al mundo y domesticarlo, cuya voluntad y amor indescriptible usaron la arquitectura como un medio para generar bienestar para todos.
Con Leduc Montaño hay que hilar más fino con vista impecable de una fidelidad a los principios e ideas del socialismo, estrictas y necias hasta el fondo, pero siempre con una gran ternura, añadió el arquitecto.
A la lucha de Vasconcelos por la autonomía universitaria agregó una preocupación por hacer que los estudiantes llevaran el sentido civilizatorio de la posrevolución a los espacios rurales y brindaran agua potable y drenaje, así como centros de salud y escuelas públicas que elevaran la calidad de vida de los pobladores.
El acercamiento que tuvo a los movimientos sociales y a la gente lo llevaron a compartir su conocimiento arquitectónico con albañiles y trabajadores a quienes enseñó a trazar y desplantar planos, dibujar objetos y a elevar su calidad de vida ejerciendo su derecho a habitar la tierra con dignidad.
El doctor Xavier Guzmán Urbiola, subdirector general de Patrimonio Artístico del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), refirió que Leduc depositó en el derecho a la salud, la vivienda y la educación su papel como militante, y encontró su principal labor en el bosquejo de espacios para el grueso de la población.
Cercano a Diego Rivera y Juan O´Gorman, buscó colocar un ideal anarquista en la perspectiva de su proyecto, radicalizándolo hasta lograr la fundación de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios y, posteriormente, su adhesión al Partido Comunista Mexicano. Su militancia y quehacer social hicieron de este arquitecto uno de los personajes más íntegros y congruentes de la escena artística nacional.
En septiembre de 1985, acostumbrado a vincularse con los problemas sociales, respondió al llamado de la UNAM y se incorporó a los brigadistas para hacer levantamiento de daños por el sismo y planeación urbana de vivienda; “jamás se presentó como un profesional de gran experiencia, sino como un anónimo voluntario dispuesto a construir para el bien de la gente, es así como debiera ser recordado por la juventud”, concluyó.
La exposición Carlos Leduc Montaño, la otra modernidad –resultado del esfuerzo conjunto entre la Facultad de Arquitectura de la UNAM y la Unidad Azcapotzalco de la Casa abierta al tiempo– estará en exhibición hasta el próximo 15 de abril en el Museo Nacional de Arquitectura del Palacio de Bellas Artes.
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