Por: Redacción/
El cáncer en la infancia y la adolescencia ya es una de las principales causas de mortalidad por enfermedad en estos grupos, con gran impacto físico, social, psicológico y económico para el paciente y su familia, afirmó María Elena Rosas Zúñiga, académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM.
A nivel mundial, se estima que cada año se diagnostican 15 casos de cáncer infantil por cada 100 mil menores de 15 años; en México esta enfermedad se ubica entre las principales causas de muerte pediátrica, remarcó.
Según datos oficiales, al finalizar este 2019, en el país nueve de cada 100 mil menores de 18 años serán casos nuevos de cáncer, “para sumar más de tres mil 800 niños afectados por este padecimiento, y sólo 70 por ciento de ellos estará vivo dos años después”.
La universitaria añadió que “en la Ciudad de México ya se considera la primera causa de deceso entre infantes de cinco a 14 años. Es necesario encontrar las causas, quizá sea la incapacidad para contar con un diagnóstico preciso y oportuno, o el poco acceso a los tratamientos”.
La epidemiología en el país señala que el cáncer es la principal causa de muerte en población de entre cinco y 14 años; cada año se registran más de cinco mil nuevos casos; y la prevalencia es de 20 mil en ese periodo, lo que implica que los recursos serán insuficientes para atenderlos porque los tratamientos de quimioterapia son excesivamente caros, advirtió.
Destacó que 65 por ciento de los pacientes son diagnosticados en etapas avanzadas, por lo que requieren mayor tiempo de hospitalización, incluso necesitan un trasplante, y menos de 40 por ciento de los enfermos alcanza una sobrevida de cinco años.
Rosas Zúñiga resaltó que los trabajadores sociales deben poner en práctica una serie de estrategias para brindar atención a este segmento, porque “será nuestra población económicamente activa, que cada vez se reduce más y nos convierte en una sociedad longeva”.
Al dictar la conferencia “Cáncer infantil”, resaltó la necesidad de que los trabajadores sociales que se desempeñan en el sector salud conozcan qué es el cáncer y los tipos más frecuentes en población pediátrica, cómo se genera y las características o síntomas que manifiestan.
Precisó que los padres no están preparados para enfrentar la enfermedad de sus hijos, y eso es algo que no se visualiza en el área oncológica de los hospitales. Además, no existen políticas ni programas para continuar la atención de los pequeños sobrevivientes de cáncer.
Cuando se da el diagnóstico a los padres, evitan hablar del tema, manifiestan rabia, culpabilidad y depresión, “es ahí cuando el trabajador social debe empezar a buscar redes de apoyo, en primera instancia en el ámbito familiar, por la necesidad de tomar decisiones en cuanto a los tratamientos que se deben seguir”.
En las áreas oncológicas, el trabajador social forma parte de un equipo multidisciplinario que atiende a los pequeños para manejar el miedo o ansiedad.
Para determinar las estrategias de intervención “debemos visualizar las dinámicas del núcleo familiar: límites, normas, autoridad, comunicación, expresión de afecto y bienestar; es importante ver cómo se da la comunicación entre la familia y, sobre todo, las expresiones de afecto”.
Asimismo, destacó la necesidad de desmitificar el cáncer, pues si se detecta a tiempo es curable. “Debemos trabajar desde nuestra trinchera, en la parte preventiva, y no dejarle la tarea al equipo médico. Somos parte de un equipo multidisciplinario”.
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