Por: Redacción
El brexit representa una derrota del pluralismo social, y ése es un problema serio. Lo que ocurrió es el triunfo de la no integración, pero no sólo a la Unión Europea (UE), sino al interior del Reino Unido, entre su propia población, señalaron académicos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM.
Asimismo, es reflejo de la existencia de una brecha intergeneracional donde los jóvenes no tienen problema en enfrentar los procesos globales, pero para los adultos y adultos mayores resulta un proceso, incluso, angustiante, resaltaron.
En conferencia de medios efectuada en la Casa de las Humanidades, Javier Oliva Posada, catedrático de esa facultad, indicó que la participación en el referéndum del brexit fue de una cifra histórica a la alza, con 72 por ciento de las personas con derecho al voto. El electorado inglés se movió; empero, los jóvenes no lo hicieron suficientemente, y alrededor del 25 por ciento de quienes tienen entre 18 y 30 años ni siquiera se registró para tener derecho a votar.
El electorado londinense joven se pronunció por el pluralismo y la integración, porque muchos son hijos de inmigrantes, o de relaciones interraciales, intercredos o interculturales.
El académico refirió que 73 por ciento de los votantes entre 18 y 25 años de edad se manifestó por permanecer en la Unión Europea, y sólo 27 por ciento por dejarla. En el segmento de 35 a 44 años, 52 por ciento votó por quedarse y el resto por salir, en tanto que entre los adultos de 45 años y más, 62 por ciento se decidió por abandonar.
Con los resultados del referéndum se recupera un plano humanista de la región, que es una unión de personas, culturas, credos, una asociación de seres humanos, más allá de los mercados. La salida del Reino Unido de la UE da lecciones respecto de lo que puede ser la democracia en el siglo XXI.
Sin embargo, consideró, no todas las decisiones, principalmente de carácter estructural, deben ser tomadas de manera colectiva; “hay disposiciones que no deben ser sometidas a votación. La democracia comienza a atentar contra sí misma”, resaltó Oliva Posada.
El universitario señaló que el brexit se basa en una clara percepción, si no racista, sí excluyente, que se desarrolla en el contexto de la crisis de los flujos migratorios ilegales procedentes de países como Libia, Siria, Afganistán o Mali. Uno de los gobiernos en Europa más reacios a la asimilación de migrantes fue el de David Cameron.
Por su parte, Christian Ascencio Martínez, secretario académico del Centro de Estudios Sociológicos de la propia FCPyS, consideró que el brexit es una respuesta que privilegia lo local por sobre lo global, pero eso no es nuevo, como lo muestra el hecho de que en 1993 el Reino Unido se adhirió al mercado común europeo, pero sin adoptar al euro como moneda. “Hay referentes que permiten ver una cierta resistencia a una completa apertura a la integración regional”.
La votación por edades, opinó, podría reflejar el temor, la inquietud, la incertidumbre por parte de los adultos y adultos mayores por adaptarse a los nuevos procesos que la modernidad ha traído, como la apertura de fronteras, de mercados y cierta flexibilidad respecto de la soberanía nacional, junto con una añoranza por el estado de bienestar y políticas proteccionistas de otras épocas. La postura de los jóvenes, en contraste, es de apertura al mundo.
Pero al considerar analizar el abstencionismo entre los jóvenes, habría que analizar si en la actualidad su participación política se presenta más en los espacios de redes sociales, virtuales.
Parece, concluyó Ascencio Martínez, que vivimos en dos mundos: el de los adultos y el de los jóvenes, y que el modelo democrático no está logrando articular estas dos perspectivas, sino que, por el contrario, se genera una especie de choque que puede tener consecuencias en el futuro, incluso en las relaciones interpersonales y entre las familias.
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