Por. Redacción/
La música no sólo es un generador de emociones y recuerdos, también es capaz de aumentar la actividad cerebral y expandirse hasta el lóbulo izquierdo en el que se procesan el lenguaje y la memoria, curando discapacidades y disminuyendo los efectos del Alzheimer, afirmó la doctora Amelia Guízar Bermúdez.
“Alguien que desde niño tiene en sus manos un instrumento musical no empuñará un arma, por lo que esa práctica, al igual que las matemáticas, la geografía o la historia deberían ocupar un lugar insustituible en el sistema educativo nacional”, dijo la también compositora.
Durante su conferencia La magia de la música y su impacto en el cerebro explicó que algunos instrumentos hacen funcionar ambos hemisferios, en el caso del piano la mano izquierda toca en clave de fa, mientras la derecha ejecuta en clave de sol, haciendo que las dendritas o prolongaciones neuronales sean capaces hasta regenerarse, lo que disminuye la pérdida de memoria y fortalece las neuronas.
La pianista egresada de la Academia Schaffenburg, incorporada al Conservatorio Nacional de Música, dijo que el oído es el primer órgano en formarse del cuerpo humano, por lo que es el primer medio de contacto con el exterior aun para quienes nacen con sordera profunda, ya que los huesos del oído son de una porosidad o textura tal que perciben la voz y los latidos de la madre, así como los sonidos del exterior.
Como pedagoga musical descubrió que gracias a la musicoterapia –tan poco valorada por los neurólogos– algunos niños discapacitados tuvieron avances significativos respecto de su condición, confirmando en distintas ocasiones no sólo la cura para discapacidades motoras, sino también en el caso del autismo.
En el Ciclo de conferencias Lunes en la ciencia, realizado en la Unidad Iztapalapa, aseguró que todos los sonidos están afinados en triadas como do-mi-sol-do o re-fa-la-re y se tocan como acordes, de ahí que los generados en la naturaleza como la lluvia, las olas del mar o la cascada de un arroyo brinden los 12 sonidos hechos acordes.
A todas aquellas personas que crecieron sin la oportunidad de ejecutar un instrumento recomendó que se habitúen al canto, en diferentes ritmos musicales complejos como la música clásica o el jazz, y que procuren hacerlo a diferentes velocidades.
Guízar Bermúdez compartió la experiencia de una casa de retiro en Francia con un alto índice de longevidad y enorme lucidez mental, cuyo secreto yacía en que para cada adulto mayor era obligatorio aprender a tocar un instrumento musical, y cuando ya dominaban alguno se les pedía aprender otro muy diferente. La constante disciplina los condujo a producir tantas dendritas o intercomunicaciones entre neurona y neurona que se petrificó la desconexión que ocasiona el Alzheimer.
Por último, citando al filósofo Platón, dijo que “la música da alma al universo, alas a la mente, vuelos a la imaginación, consuelo a la tristeza y vida y alegría a todas las cosas”.
No Comment