Por: Vicente Flores Hernández
De acuerdo con un estudio del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS)-Sureste, las mujeres que habitan en municipios con el Índice de Desarrollo Humano (IDH) más bajo, fallecen por motivos relacionados con la maternidad 143.08 mujeres, contra las 36.5 que pierden la vida en los municipios más favorecidos, es una diferencia de casi cinco a uno.
La antropóloga, Graciela Freyermuth Enciso, autora del estudio Determinantes sociales en la mortalidad materna en México, sostiene que existe importancia en el factor de desigualdad social en la llamada Razón de mortalidad materna (RMM).
“Los municipios con más de 40% de pobreza extrema, tuvieron una RMM dos veces más alta que aquéllos con 20% de esa característica”.
Freyermuth detectó que 11% de las 861 muertes maternas que ocurrieron en el país en el 2013, esto es, 94 casos, se registró entre las mujeres indígenas, cifra que se incrementa a 42% en Chiapas. “Es así que vivir en condiciones de pobreza determina menores posibilidades de sobrevivencia”, refiere.
A 15 años de que México firmara su compromiso para disminuir las razones de mortalidad materna en el país, reto contenido entre los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) impulsados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), éste apenas registra un avance de 56% al 2013.
La antropóloga señaló que “mientras la meta impuesta por la ONU de reducir la mortalidad materna de México es de 22.2 casos por 100 mil nacidos vivos, las estadísticas disponibles de 2013 indican que todavía se registraron a nivel nacional 38.2 fallecimientos”, lo que hace imposible cumplir el Objetivo para éste.
La investigadora del CIESAS-Sureste, institución que cumple 30 años produciendo conocimiento de alto valor histórico, antropológico, lingüístico y cultural, precisa que para realizar este análisis se tomaron los números de 2013, porque apenas en 2015 se analizan los casos de muerte materna de 2014.
En este sentido, refiere que Puebla, Tlaxcala y Oaxaca son las únicas entidades que han logrado cumplir, e incluso superaron, sus metas particulares impuestas por la ONU, ya que se esperaba que la primera entidad redujera en 38.2 casos y lo bajó hasta 31.8; en la segunda la meta era de 39.3 y la dejó en 23.2, y de Oaxaca se esperaban 54.3 casos y la disminuyó a 50.4 muertes maternas anuales por 100 mil nacimientos vivos.
Las cinco entidades que están más lejos de alcanzar sus objetivos para este año, tomando como referencia las cifras de 2013, son: Campeche, de la que se esperaba registrara 15.6 fallecimientos para 2015, pero al corte de 2013 presentó 65.4 casos; Chihuahua, cuya meta era de 25.1 muertes maternas, en ese año fallecieron casi 60 mujeres; Guerrero, entidad que la ONU estimaba se registraran 24 decesos, tuvo 59; Chiapas, que de 30.34 casos proyectados, obtuvo 54.8, y Yucatán, que de las 17.35 muertes maternas establecidas, al final de 2013 perdieron la vida por embarazo, parto o puerperio poco más a 50.8 mujeres.
En el estudio, Graciela Freyermuth refiere que los esfuerzos de las autoridades de salud para disminuir la RMM se deben focalizar en:
- Municipios con 40% de pobreza extrema
- Municipios con más de 15% de analfabetismo
- Municipios con 70% o más de hablantes de lengua indígena
- Los 100 municipios con menos IDH
- Fortalecimiento de otras unidades públicas y del IMSS Oportunidades
“Estas determinantes sociales deben ser parte de la agenda post 2015 de los países firmantes de los Objetivos de Desarrollo del Milenio”, refiere.
Por último, Freyermuth informó que en el marco del 30 aniversario del CIESAS-Sureste, se editará el libro “25 años de buenas prácticas para reducir la mortalidad materna en México”, en el que se enumerarán los principales aportes que ha hecho la sociedad civil y la academia sobre la materia.
De acuerdo con el libro, unas de las recomendaciones con las que se puede reducir la mortalidad materna son incorporar una perspectiva intercultural que defienda los derechos de las mujeres, sobre todo las indígenas y plantear políticas que promuevan el respeto de los derechos humanos.
“Este libro será una muestra del papel actual de la sociedad civil y la academia a favor de las mujeres, desde una perspectiva de derechos humanos, que permite la construcción de una ciudadanía mediante estrategias de promoción de la salud, atención directa y una buena contraloría social”, concluye.
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