Por: Redacción
Como en los grandes amores, a los 20 años Julio Mannino dejó todo por seguir su más grande pasión y cumplir su sueño de ser actor, 25 años después, no se arrepiente de aquella decisión que le valió perderlo casi todo, vivir un tiempo de carencias y sobreviviendo incluso a tres intentos de suicidio.
Y es que al enterarse su padre de que no seguiría una carrera “en forma” como él deseaba, le quitó el auto, lo corrió de su casa y lo obligó a buscar su vida en otra parte.
Fueron tiempos muy duros, “muchas veces pensé que me había equivocado y que a lo mejor yo no servía para esto”, recuerda Mannino, quien sin embargo hoy puede decir con orgullo, que no le debe nadie a nadie, “no tengo padrinos ni familiares que me hayan ayudado en esta carrera”.
“Viví ocho meses robándome comida de los supermercados porque no tenía trabajo cuando salí del CEA. Sales y no hay chamba; tú piensas, salí bien, se van a pelear por mí y no es cierto, pasaron ocho años, no tenía para pagar renta, pasé hambres, tres intentos de suicidio, fue muy difícil, entonces, a 25 años no sé dónde estoy ubicado en el medio, pero estoy contento porque estoy viviendo de lo que me gusta”, relata Mannino.
A los 20 años, reconoce, “yo no sabía lo que era la vida, no sabía que tenía que trabajar para comprarme un pan, hasta que me vine a un cuarto de servicio que Rosamaría Bianchi me consiguió; mi refrigerador era una cubeta de agua, pero a la fecha puedo decir que trabajo cuando quiero, cuando me gusta y eso para mí es pleno y maravilloso”.
A 25 años de todo ello, asegura, “sigo creyendo que mi vocación es ésta: actuar. Estoy contento, con paz, tampoco ando haciendo fregaderas a mis compañeros; he hecho cosas importantes como ‘Niña amada mía’, ‘La fea más bella’, tres temporadas de una serie de televisión en Estados Unidos, pero no me mareo, con todo lo que me costó, lo que viví… tengo demasiado jale hacia abajo como para no elevarme”.
Hoy, ya como un actor reconocido en las pantallas mexicanas, Mannino enfrenta un nuevo reto, en la telenovela “Sueño de amor” que produce Juan Osorio, “se llama Miguel y está casado con el personaje que hace Beatriz Moreira, tiene dos hijas, Cristal y Salma; es un chavo que defiende mucho la familia, a pesar del maltrato verbal que le da una de sus hijas y su esposa, no reacciona porque pretende mantener unida a la familia, es un personaje noble , con mucha paciencia y aguante ante las injusticias”.
Eso es lo que lo hace interesante, dice, que se trata de alguien completamente opuesto a él que no se sabe quedar callado. Además, expone, lo aceptó porque considera que justo por ese silencio que se guarda es un personaje que tiene mucho que decir, porque le pasan un buen de cosas que seguro en algún momento tiene que explotar.
Con las grabaciones en marcha, “aún no sabemos si se rebela, pero ya ha habido algunas escenas en las que deja ver que sí tiene carácter”, adelanta Mannino, quien sabe por experiencia que nadie aguanta tanto y “eso es algo que me llama la atención que, aunque es un personaje ficticio, existe y en la vida real hay muchos hombres maltratados como él.
Sobre qué le falta por hacer en su trayectoria, confiesa que se ha quedado con ganas de interpretar a un parapléjico, un ciego a algo que tenga que ver con un gran reto; “me encantaría, no me ha tocado quizá porque no estoy preparado o la vida no me ha encaminado para entender algo así”, pero no descarta que más adelante le llegue esa posibilidad.
Reconciliado con su familia, con quien dice llevarse bien, tampoco le corre prisa por internacionalizar su carrera, Hollywood, España o Colombia son mercados interesantes, atractivos de explorar, pero “yo soy mucho de aceptar cómo soy, qué limites tengo, no soy un galán que una televisora o productor quiera, lo que vendo es mi talento y éste aún no me ha llevado a esas oportunidades”.
Lo que sí, dice, es que ha tratado de producir, produjo teatro, “por ahí creo que mi talento puede…”, añade Mannino, quien produjo “Tacones rotos” en dicembre, y eso fue lo que lo conectó con Juan Osorio y lo trajo a “Sueño de amor”.
“Cuando las cosas son para ti, son para ti…no hay ni por qué ponerte enfrente de alguien, si eres transparente así te van a llegar las cosas, transparentes”, confía el actor.
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