Por: Redacción

El uso de la radiología digital ha permitido a José Luis Velázquez Ramírez, de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ), colaborar con los institutos de investigaciones Estéticas (IIE) y Antropológicas (IIA) de la UNAM, así como con otras instancias nacionales para evaluar casos y confirmar diagnósticos mediante la obtención de imágenes.

Con el uso de un generador de rayos X portátil, un convertidor (chasís) y una tableta –cuyas dimensiones semejan el tamaño de una mochila–, ha trascendido su especialidad: de los équidos a investigaciones en retablos, objetos de arte, manejo y análisis de imágenes en iglesias, pinacotecas y museos.

Para el universitario esta técnica no invasiva es el arte de ver lo que no se ve, como el interior de un paciente, de una urna, la parte oculta de una obra o de un artefacto.

Después de trabajar años con caballos, incluso delfines, osos y hasta un camello de circo, el 14 de noviembre de 2011 lo buscaron del IIE para ayudar en el estudio en un retablo centenario.

Así comenzó su incursión interdisciplinaria, que lo ha llevado a colaborar con biólogos y antropólogos, con el Instituto de Geología en Juriquilla, Querétaro, además de trasladarse a iglesias de todo el país, analizar valiosas pinturas y captar imágenes de todo tipo.

En 1895, Wilhelm Conrad Röntgen descubrió la radiología análoga, que en una centena de años migró a digital con equipos de radiología directa que, en cuestión de segundos, proporcionan placas radiográficas de todo objeto animado o inanimado.

Con esa herramienta, en más de cinco años de estudios radiográficos con obras, en conjunto con el Laboratorio de Diagnóstico de Obras de Arte del IIE y la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH, Velázquez Ramírez ha analizado pinturas de caballete, esculturas, vasijas, objetos de madera, esqueletos y collares, entre otros objetos.

Con la radiología digital además de no contaminar, se ahorra tiempo y recursos, pues en algunos casos el material puede ser enviado por Internet para consultar con colegas de universidades de todo el mundo, señaló.

No obstante, las complicaciones derivadas de permisos, traslados y deterioro de muchas piezas obligan a trabajar in situ, es cuando su equipo portátil cobra relevancia.

En su labor ha detectado cuadros con dibujos sobrepuestos y corregidos en un mismo lienzo, ha observado detalles de una lagartija atrapada en un trozo de ámbar o del sistema óseo de peces. Aplicado a bienes culturales, es posible observar ciertas características, hallar grietas y fisuras.

“Antes de la radiología digital directa las personas tenían que llevar a los pacientes al lugar donde estaban instalados los equipos, ahora se invirtió esa situación, el equipo va a donde se necesita”, concluyó.