Por: Redacción
Los árboles frutales se clasifican en función de los frutos que producen, y para poder reconocerlos es fundamental conocer primero las partes que forman una fruta. Echemos un vistazo a los tres tipos principales:
Árboles de frutos tiernos y hueso en su interior. Se trata básicamente de los árboles que producen frutos carnosos y que en su interior cuentan con semillas dentro de un hueso duro. Los árboles frutales que entran en este grupo son: el ciruelo, el cerezo, el mango, el olivo y el albaricoquero.
Árboles de frutos tiernos y pepita en su interior. En este caso se trata de un grupo de árboles frutales carnosos y que en su interior cuentan con semillas que están dentro de un endocarpio coriáceo. Entre los árboles más destacados en este grupo encontramos el manzano, el peral y el níspero.
Árboles de frutos secos. Este tipo de frutales se distinguen de los demás ya que producen frutos que están encerrados en una cáscara. Entre los más representativos podemos mencionar al avellano, el nogal, el castaño, el roble, el almendro o la encina.
Los árboles frutales son muy valiosos porque al cultivarlos en los huertos familiares nos permiten ahorrar un poco de dinero, además de que podemos disfrutar de muchas variedades de frutas, así como del aporte alimenticio que nos brindan.
Por ello, dentro del Proyecto Estratégico de Seguridad Alimentaria (PESA), la SAGARPA tiene considerado un beneficio que consiste en un Módulo de producción de frutales que incluye: infraestructura, equipo para producción, equipo para poda y plántulas de frutales.
En México, entre los frutales más importantes destaca la producción, en primer lugar, el mango con más de un millón de toneladas, le siguen: manzana (700 mil ton.), guayaba (300 mil ton.), durazno (173 mil ton.), nuez pecanera (108 mil ton.) y pera (24 mil ton.).
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