Por: Redacción /
El uso de explosivos y sustancias químicas peligrosas, así como hornos, trituradoras y maquinaria pesada, hacen de la industria del cemento una actividad de alto riesgo para sus trabajadores, por lo que la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) diseñó un Protocolo de Inspección orientado a ese sector específico de la economía.
El Protocolo de Inspección en Materia de Condiciones Generales de Trabajo, Seguridad e Higiene y Capacitación y Adiestramiento para la Industria Cementera se enfoca desde el inicio de la explotación en cantera hasta que culmina con el envase y embarque del producto terminado.
A través de este instrumento, los inspectores federales vigilan no solo las condiciones generales de trabajo, sino el cumplimiento de la normatividad en cuanto a capacitación del personal y la permanente incorporación de medidas de seguridad en los procesos, equipos y operaciones que llevan a cabo los centros laborales del ramo.
Esta industria, una de las más importantes dentro de la actividad económica por su estrecha relación con el sector de la construcción, genera en el País más de 20 mil empleos directos y 110 mil indirectos, de acuerdo con cifras de la Cámara Nacional de la Industria del Cemento (CANACEM).
En conjunto, las 35 plantas instaladas en diferentes estados del territorio nacional tuvieron en 2016 una producción de 40.6 millones de toneladas anuales, lo que hace a México uno de los 15 productores más importantes de cemento en el mundo.
El proceso de elaboración del cemento parte de las canteras, de donde se extrae la caliza y la arcilla a través de barrenación y detonación con explosivos. Las grandes masas de piedra son fragmentadas en trituradoras y el material es transportado a silos, desde donde se dosifica para su pulverización.
Una segunda etapa consiste en la cocción del crudo o harina en hornos rotatorios hasta alcanzar una temperatura del material cercana a los mil 450 grados centígrados, para ser enfriado bruscamente y obtener un producto intermedio denominado clínker, que luego se muele con otros componentes para dar lugar a los distintos tipos de cemento.
Ante este proceso, el Protocolo de Inspección permite definir las disposiciones de la normatividad laboral aplicables a este sector económico, a fin de que las empresas cementeras demuestren su cumplimiento durante el desahogo de las visitas de vigilancia, así como en el procedimiento administrativo que, en su caso, se pudiera instaurar.
A fin de mantener su actualización, un grupo de trabajo realiza la revisión periódica del contenido del Protocolo o cuando exista alguna modificación en la normatividad, o se modifique el proceso de producción en el sector cementero y que ello implique la aplicación de una Norma Oficial Mexicana no prevista en el documento.
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