Por: Redacción/
El Secretario General de la ONU, António Guterres, subrayó hoy la gravedad de la situación humanitaria de la minoría Rohingya en Myanmar y urgió a las autoridades de ese país a detener la violencia, suspender las operaciones militares, permitir el regreso de quienes han tenido que huir y autorizar la entrada de ayuda vital para esa comunidad musulmana.
En una conferencia de prensa a pocos días del inicio del debate de alto nivel de la Asamblea General de Naciones Unidas, António Guterres también conminó al gobierno birmano a resolver el problema de raíz, otorgando la ciudadanía a los Rohingya o, por lo menos, concediéndoles un estatuto legal para que vivan una vida normal y tengan derechos básicos como la libertad de movimiento y acceso a la educación y otros servicios.
Guterres afirmó que la violencia contra esa comunidad en el estado de Rakhine ha generado una crisis humanitaria y recordó que, en cuestión de una semana, la cantidad de Rohingyas que han escapado a Bangladesh se triplicó de 125.000 a 380.000.
“Las injusticias que se han dejado agravar durante décadas han escalado ahora más allá de las fronteras de Myanmar desestabilizando la región. La situación humanitaria es catastrófica”, advirtió.
Agregó que mucha gente vive en asentamientos temporales o con comunidades que comparten generosamente sus bienes y afirmó que las mujeres y los niños llegan a Bangladesh hambrientos y desnutridos.
En este contexto, Guterres pidió a todos los países a hacer todo lo posible para proveer asistencia humanitaria a esos refugiados.
Cuando se le preguntó si consideraba que en Myanmar se lleva a cabo una limpieza étnica, como ha dicho el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, el Secretario General dijo:
“Contestaré su pregunta con otra pregunta: cuando un tercio de la población Rohingya ha tenido que huir del país, ¿puede encontrar una mejor forma de describirlo?”
Por otra parte, informó haber enviado al Consejo de Seguridad de la ONU una carta en la que expresa su preocupación por lo que está ocurriendo en Myanmar y acogió con beneplácito la sesión a puerta cerrada que ese órgano celebra hoy para hablar sobre el tema.
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