Por: Redacción/
América Latina y el Caribe requieren diseñar un modelo propio de universidad pública porque actualmente enfrentan muchos retos. Entre otros, que en las últimas décadas la universidad pública latinoamericana ha seguido una política de privatización de la oferta educativa, indicó Imanol Ordorika Sacristán, director general de Evaluación Institucional de la UNAM.
“Pensamos poco en las alternativas y desafíos del modelo de educación superior de la región”, explicó ante el rector Enrique Graue y rectores que asistieron a la IX Asamblea General de la Red de Macro Universidades de América Latina y el Caribe, integrada por 37 casas de estudio públicas de 20 países de la región.
Invitó a debatir sobre evaluaciones propias: “llevamos mucho tiempo en los rankings de instituciones anglosajonas, que evalúan básicamente el conocimiento publicado en revistas de arbitraje y el número de patentes, pero expuso que a 100 años de la reforma de Córdoba (1918) que inició la autonomía universitaria, urge abrir una discusión académica regional que analice los desafíos propios y actuales de la región.
Decálogo de retos
Además, tanto las instituciones de educación superior públicas como las privadas “están básicamente orientadas al posgrado y a la investigación, y poco hacia la licenciatura, pues sólo el posgrado da respuesta a la noción de excelencia, con muchas publicaciones visibles en índices internacionales”, afirmó en el Centro de Exposiciones y Congresos de la UNAM.
Asimismo, Ordorika criticó que el mercado funcione como ordenador de lo social. “No debe desaparecer, pero debe limitarse y discutirse, pues hay otros ámbitos”.
Además, se debe identificar la nueva colonización de las universidades impuesta por las revistas indexadas. “No vamos a aislarnos del mundo, sino a desarrollar estrategias inteligentes en nuestros idiomas, pues debemos preservar el español y el portugués”.
Ordorika recordó que la universidad pública latinoamericana se caracteriza por su orientación y compromiso social, pero “falta el diseño de formas alternativas de desarrollo”.
Consideró fundamental una repolitización de la universidad: “en una época de crisis de los partidos políticos en nuestros países, algo ha pasado que estamos lejos de los procesos políticos. Hay que generar debates, tenemos la responsabilidad de politizar en el mejor sentido, creando posturas ante los problemas nacionales y regionales”.
Invitó a mantener y fortalecer la autonomía universitaria como mecanismo para intervenir en lo social, y sugirió dar ejemplo de práctica democrática, así como luchar por la equidad de género, que “apenas se ha visibilizado”, pues pocas académicas alcanzan los niveles de gobierno en estas instituciones.
Por último, sugirió poner énfasis en que la universidad pública debe ser gratuita. “El costo sólo crea desigualdad. Sostener la gratuidad es necesario”, finalizó.
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