Por: Redacción/
La pandemia de COVID-19 arrastrará al mundo a la peor recesión de la historia y América Latina será la región que resentirá el mayor impacto de la crisis, coincidieron académicos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) durante el Primer encuentro virtual: Del contagio biológico al contagio económico y financiero: reflexiones sobre el COVID-19 y su impacto.
El desplome de los precios de los productos primarios y el derrumbe del mercado petrolero, las cadenas globales de valor y las importaciones de manufacturas dejarán secuelas profundas, ante lo cual los especialistas plantearon la urgencia de diseñar alternativas a las promovidas en el pasado.
Para el caso de México, el doctor Arturo Guillén Romo se pronunció por el fomento del gasto público mediante bonos emitidos por el Estado que no se comercian y son adquiridos por el Banco Central, con la finalidad de crear dinero, tanto para la reactivación financiera, como para atender las necesidades de salud de la población, pero “de ninguna manera habría que entrar en tratos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) ni abrir crédito externo.
“En todo caso, la afectación económica reclamará mayor participación estatal y ante ello sí habrá que endeudarse porque habrá déficit, por lo que debiera hacerse a nivel interno”, además de que la situación ha implicado una caída de hasta 30 por ciento de las bolsas internacionales de valores y está en marcha ya un proceso de recuperación, en buena medida por la liquidez que llega de los bancos centrales y que se utiliza para negociar.
También “hay recomposición de carteras, recomendaciones de no irse a los bonos ni especular en la bolsa y esto explica que, habiendo 17 millones de desempleados sólo en Estados Unidos, las bolsas hayan ido hacia arriba en los últimos días”, expuso el investigador del Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa.
El doctor Gregorio Vidal Bonifaz definió como fundamental modificar políticas económicas que antes del riesgo por el COVID-19, no sólo provocaron deuda de gobiernos o corporaciones, sino de los hogares. “El Banco Mundial –en su informe anual emitido en enero pasado– señaló que el grado de endeudamiento de países en desarrollo es insostenible e insiste en recomendar la consolidación fiscal para reducirlo”.
El profesor de la misma sede de la UAM informó que en los últimos años la inversión no creció, aun cuando las grandes empresas tienen enormes ventajas para hacerlo, pero han empleado cuantiosos beneficios en el reparto de dividendos y, “si no abandonamos las políticas ejecutadas en los últimos años, no lograremos resolver estos problemas y habrá mayor desigualdad”.
La ruta crítica que varios medios defienden consiste en detener el contagio; proteger a los grupos vulnerables; costear la respuesta de emergencia –hasta ahora 85 de 203 naciones han pedido ayuda al FMI– promover el empleo y el consumo; aumentar la liquidez; mantener tasas de interés bajas, y restaurar la actividad económica, sin embargo, hay una fuerte crítica a los países que se están acelerando a hacerlo.
La doctora Miriam Sosa Castro citó entre las opciones presentadas hasta el momento en el ámbito global los préstamos al sector público; el refinanciamiento por parte de los bancos centrales; el congelamiento de las deudas, y el respaldo de organismos multilaterales.
“El Banco Mundial ofrece algunos mecanismos, incluidos la respuesta a la crisis; el programa mundial de financiamiento para el comercio; soluciones para el capital del trabajo; inversión en productos básicos esenciales, y liquidez en el comercio”.
La profesora de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México señaló que las perspectivas a partir de este parteaguas comprenden un mayor desarrollo en servicios digitales; plataformas de aplicación en trabajo remoto, y el impulso de la cibervigilancia, debido a los riesgos que entrañan estas actividades a distancia.
Los recursos provistos para infraestructura, educación e investigación se enfocarán ahora en el rubro de la salud, lo cual puede generar reversiones en procesos de avance que se tenían o en otros estudios que ya no se llevarán a cabo.
“Esta prevista la creación de indicadores que permitan el seguimiento a las epidemias en el mundo; la elaboración de índices y productos derivados, y el desarrollo de seguros de trabajo y salud relacionados con situaciones” de emergencia.
Los síntomas vinculados con el fenómeno del COVID-19 son la depreciación cambiaria del peso mexicano frente al dólar; la disminución paulatina del pago de créditos, que derivaría en un desequilibrio bancario; la contracción crediticia; el aumento en el gasto público que derivaría en déficit fiscal y, si no se tomara con cuidado, generaría un riesgo de tipo soberano.
“A las crisis que ya teníamos –energética, alimentaria, climática y medioambiental– se suman las sociales y psicológicas que la población afrontará”, aunque si bien la política fiscal debe asumir un papel toral, la banca central ha ejercido acciones para reducir tasas de interés, recompra de bonos y préstamos a bajo costo a instituciones financieras con suficientes garantías para motivarlas a ampliar el crédito a empresas afectadas por la pandemia”.
El Primer Encuentro Virtual: Del contagio biológico al contagio económico y financiero: reflexiones sobre el COVID-19 y su impacto –con transmisiones vía Zoom ID 260-521-912 Contraseña: 091682– continuará el próximo martes 21 de abril con la Mesa 2: Epidemia y crisis capitalista, en la que participarán Claudia González y Miguel Gómez, con Sosa Castro como moderadora.
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