Por: Redacción/
Con inteligencia artificial, alumnos y académicos de la UNAM desarrollaron un algoritmo aplicado a la gestión autónoma de un invernadero, en aspectos como clima, encendido de luces y fertirrigación.
Integrados en el equipo “Deep Greens”, desarrollaron el diseño triunfador en la competencia internacional Autonomous Greenhouses Challenge livestreams 24-hour hackathon, realizado en la Wageningen University and Research, de Holanda.
Con el primer lugar, obtuvieron su pase para la siguiente etapa del certamen, que se realizará a partir del próximo lunes y hasta principios de diciembre en el país europeo. Ahí pondrán en práctica el funcionamiento de su algoritmo en invernaderos reales de forma remota.
Cada equipo competidor, cinco en total, recibirá un invernadero de aproximadamente 100 metros cuadrados para sembrar un cultivo intensivo de pepinos (Cucumis sativus); deberán colocar sensores, cámaras y conexión a Internet para cuidar de su cultivo mediante una computadora a distancia.
Aarón Vélez Ramírez, del Laboratorio de Investigación Interdisciplinaria de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) unidad León, informó que el equipo “Deep Greens” está integrado por Julia García González, Laura Rosina Torres Ortega y Uriel Pérez Guerrero, alumnos de la licenciatura en Ciencias Agrogenómicas, así como por los ingenieros Zach Dwiel, Anna Bethke, Alexei Bastidas, ChinniKrishna Kothapalli y Mariano Phielipp, expertos de la división de Inteligencia Artificial de la empresa Intel.
En conferencia de medios, los universitarios se declararon listos para poner a prueba su propuesta, consistente en producir más, pero con menos recursos, pues la agricultura es la actividad humana que más agua utiliza. El uso de las tecnologías del siglo XXI en esa actividad es fundamental para el país, consideraron.
“Necesitamos producir más comida usando menos extensión de tierra; ya no se deben deforestar más bosques, y la inteligencia artificial es una herramienta que, aunque no es nueva, recientemente ha tenido un boom; está siendo cada vez más accesible y se puede usar para resolver este tipo de problemas que enfrentamos como humanidad, dijo Vélez.
Respecto a la siguiente etapa de la competencia, el académico añadió que “estamos optimistas, nos va a ir bien, sobre todo por los buenos resultados que ha mostrado nuestro modelo y el gran poder de cómputo de Intel”.
El papel de la UNAM, precisó, ha sido realizar un programa en la computadora que simula la termodinámica, fotosíntesis, respiración, crecimiento, uso de agua, humedad relativa y todo lo que ocurre dentro de un invernadero, y que al mismo tiempo responde a instrucciones como abrir o cerrar ventilas, o subir y bajar la calefacción. Con él, la empresa entrena a sus algoritmos de inteligencia artificial.
Laura Torres indicó que a principios de diciembre se verá cuánto produjo cada equipo y con cuántos recursos lo logró. Se espera que todos los integrantes de “Deep Greens”, pertenecientes a cinco nacionalidades, se reúnan para la premiación en Holanda.
Vélez Ramírez expuso que decidieron utilizar sensores relativamente baratos y sencillos, “porque queremos que nuestra propuesta sea escalable, que rápidamente se pueda usar en grandes extensiones de invernaderos”.
Y no sólo eso. Se pretende que el entrenador sea usado para la formación de estudiantes en áreas como ecología de cultivos; que se convierta en una herramienta didáctica a disposición de los alumnos de dicha licenciatura.
En la competencia previa, el hackathon de 24 horas, participaron 15 equipos de países como Holanda, China, Vietnam, India y Alemania, quienes recibieron por parte de los organizadores invernaderos con cultivos virtuales de pepino para evaluar el funcionamiento del algoritmo en cada una de sus variables. Uriel Pérez Guerrero calificó esta experiencia como “exhaustiva, pero al final fue gratificante ganar el primer lugar”.
El objetivo fue utilizar la inteligencia artificial para controlar invernaderos holandeses, reconocidos por su alta tecnología en aspectos como control de temperatura, encendido de luces, apertura de ventanas para ventilación, riego e inyección de dióxido de carbono. Ahora, reiteraron, se probará el algoritmo en invernaderos reales.
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