Por: Redacción/
Investigadores y profesores de la Universidad Autónoma Chapingo alertaron que no sólo las etnias y sus idiomas están en riesgo de desaparecer, sino también el maíz, fríjol, nopal, maguey y los chiles ante los más de 5 mil alimentos industrializados que constituyen ahora la dieta de los mexicanos, principalmente en ciudades urbanas.
Encabezados por el Subdirector de Extensión y Servicio de la UACh, Pedro Ponce Javana los investigadores Germán Martínez Saldaña, Humberto Castro, Rafael Sánchez Bravo y Gerardo Noriega Altamirano, advirtieron que el uso intensivo de agroquímicos afectó ya los suelos agrícolas, ya no se consumen tortillas nixtamalizadas ahora son con harina de maíz transgénico, el consumo de fríjol se redujo 50% y ya hasta los chiles provienen de China.
También enfatizaron que mientras los Estados Unidos y China buscan patentar cultivos como nopal, chiles, pitaya, calabaza entre otros cultivos originarios de nuestro país, el Gobierno mexicano se ha quedado con los brazos cruzados.
Los especialistas, ante la presencia de representantes de 15 etnias en el Tercer Día del Foro Campesino donde se llevó a cabo el Encuentro Nacional Indígena, destacaron que viene otra reforma que afectará aún más que la Educativa o la Energética, se trata de la Ley General de Aguas.
Con ella se pretende no sólo privatizar el vital líquido sino que la población pague tarifas aún más altas por el consumo de agua.
Hicieron ver que la reducción del presupuesto a la CDI y la falta de una Política Pública que atienda las necesidades de los grupos indígenas, propicia la migración no sólo de adultos sino también de jóvenes que abandonan sus comunidades y no trabajan la tierra.
En el encuentro donde algunas etnias expusieron sus problemáticas particulares sobre los efectos nocivos de las mineras, de las termoeléctricas, del exceso de agroquímicos en la agricultura, de la depreciación de los granos básicos y de la corrupción en la distribución del agua en la zona norte del país, los investigadores universitarios ofrecieron alternativas de desarrollo sustentable para los pequeños y medianos productores incluidos los indígenas, considerando que se encuentran en el rango de pobreza y pobreza extrema.
Así, el investigador Germán Martínez Saldaña, se pronunció por no aislar a los indígenas pues éstos son resilentes de su cultura por lo que deben entender que uno de los elementos sustantivos del empoderamiento es saber quiénes son y qué hacer sin tener miedo a la política y la organización de tercer nivel que genere liderazgos sociales reales pero sin romper las reglas del juego de su comunidad.
En tanto, el investigador Humberto Castro García, consideró pertinente impulsar un Sistema Nacional de Semillas donde, entre otras, se incluya el maíz ya que en México se cultivan 7 millones de hectáreas de las que se obtienen 23 millones de toneladas de maíz sin embargo reportamos, como nación, un déficit de 10 millones de toneladas de maíz pecuario.
Destacó que son más de 5 mil productos donde se usa el maíz importado y transgénico, por lo que urge la conservación de las 65 razas nativas, el arraigo al campo de los jóvenes y las reservas comunitarias ante sismos y huracanes.
Para Rafael Sánchez Bravo, también investigador de la Universidad Autónoma Chapingo, otro tema de relevancia en el medio rural es el agua y su conservación a través de transferencia de tecnología sobre todo en momentos en que se pretende promulgar la Ley de General de Aguas Nacionales.
El agua es un problema, “pero la esclavitud se dará con la Ley de Aguas Nacionales que ya de por sí ya está privatizada y es peor que la Reforma Educativa o la Energética mientras que nosotros, en nombre de la pobreza y la falta de dinero, se tala y se siembra a corta visión” dañando el ciclo del agua.
Por su parte, el investigador de la UACh, Gerardo Noriega Altamirano, habló de la importancia de ecointensificación de la tierra agrícola donde, en el caso del maíz es posible pasar de una producción de 6 a 18 toneladas por hecárea.
Indicó que lo anterior es viable y menos costoso y más seguro para la salud humana ya que mientras que con agroquímicos en Estados Unidos la producción de una hectárea supera los 105 dólares, en México con la ecointensificación tiene un costo de 100 dólares.
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