Por: Mugs Redacción
En la historia del planeta han habido cambios climáticos de diferente naturaleza —rápidos y paulatinos— y la vegetación constituye una expresión de las condiciones ambientales regionales, explicó Alexander Correa-Metrio, del Instituto de Geología (IGL) de la UNAM.
A través del contenido de polen y la composición química de los sedimentos almacenados de manera progresiva en cuerpos lacustres se obtienen evidencias de modificaciones de la flora y el ambiente a través del tiempo, afirmó en el marco del Seminario Cambio Climático Abrupto: Evidencias del Cuaternario en el Norte Neotrópico.
En el auditorio del Instituto de Biología (IB) de esta casa de estudios, agregó que las modificaciones en la temperatura del entorno están asociadas a desplazamientos geográficos de las especies que migran en busca de condiciones óptimas para su supervivencia.
Correa-Metrio formuló tres preguntas: ¿la zona tropical ha sido climáticamente estable a través del Cuaternario tardío?, ¿son los grandes cambios globales condición sine qua non de alteraciones sustanciales en los climas regionales?, y ¿han ocurrido variaciones ambientales sustanciales en escalas temporales relevantes a los procesos climáticos contemporáneos?
Para responder a las interrogantes, el académico universitario recabó información proveniente de los sedimentos de los lagos Petén-Itza, en Guatemala; Ocotalito, en la Selva Lacandona de México, y en el San Carlos, de Panamá.
Para abordar el primer planteamiento se enfocó en el registro ambiental del cuerpo de agua guatemalteco, un guardián de vieja data (300 mil años de registro continuo de sedimentos), donde encontró un alto dinamismo en la vegetación.
“El cambio más evidente es que hace 10 milenios, al finalizar el último glacial, la flora templada dominante en la Península de Yucatán fue reemplazada por elementos tropicales, por lo que se deduce que los bosques que crecen en esa región no sobrepasan la edad referida. Además, se presentaron eventos abruptos de aridez, alrededor de 16, 24, 30, 38, 48 y 60 mil años antes del presente. Así, la primera respuesta es negativa”.
Para el segundo cuestionamiento analizó el registro ambiental del Ocotalito, que permite estimar cómo fueron los últimos 10 milenios de la región. Así, se sabe que hace siete mil 500 años hubo una divergencia en el régimen de humedad regional y se pasó de condiciones húmedas a estacionales. Además, descubrieron vestigios de maíz que evidencian ocupación humana desde hace seis mil años.
Hace siete milenios se asentó el sistema climático hoy conocido en la Selva Lacandona de Chiapas. Aunque no se han presentado grandes cambios en la temperatura global, en los últimos 10 mil años se han observado alteraciones sustanciales en otras variables climáticas regionales. Así, la segunda respuesta también fue negativa.
Sobre la tercer pregunta, describió que de acuerdo con predicciones para el año 2100, la temperatura promedio anual de México aumentará entre dos y siete grados Celsius.
Para ahondar en este aspecto, refirió que en el lago de San Carlos encontró un depósito de sedimentos de mil años, analizado en colaboración con la University of Regina (Canadá) y el Smithsonian Tropical Research Institute (Estados Unidos). Así, se estimó que en el año 1000 existía en la zona un bajo porcentaje de bosque húmedo tropical, establecido paulatinamente entre el 1200 y el 1400.
En el último milenio el planeta ha experimentado dos episodios climáticos importantes. El primero fue el período cálido medieval, entre el año 800 y 1200, con temperaturas más altas que las modernas. El segundo es un enfriamiento global, que en la demarcación estudiada estuvo acompañado por un enriquecimiento del bosque húmedo tropical con elementos de vegetación de montaña.
Así, detectó una modificación de un sistema climático altamente estacional entre el año 900 y el 1200, a un sistema poco estacional entre el 1400 y el presente. Así, demostró que en escalas temporales cortas también pueden darse alteraciones súbitas, por lo que la tercera respuesta es afirmativa.
Cambio climático actual
¿Qué diferencia al cambio climático contemporáneo de las oscilaciones abruptas del pasado? Es factible que esta variabilidad en escalas de siglos o milenios haya impedido la exclusión competitiva, para constituir un principio de neutralidad en el funcionamiento de los ecosistemas.
Al respecto, apuntó que los microrrefugios y la conectividad del paisaje quizá hayan jugado un papel fundamental en el mantenimiento de la diversidad florística, pues en el pasado las especies podían migrar de una zona a otra y adaptarse a nuevas condiciones. En la actualidad este proceso se ve restringido por la fragmentación del entorno debido a los proyectos de desarrollo y a la expansión de la frontera agrícola.
Adicionalmente, en los últimos 100 mil años el calentamiento global contemporáneo se da a una velocidad sin precedentes (tres kilómetros anuales, según Burrows).
Existe una visión estática sobre las áreas protegidas: los esfuerzos de conservación se han centrado en las áreas y no en las especies, y esta actividad debe considerar la distribución potencial de nichos en un escenario de cambio climático, de manera que estas variedades estén en posibilidad de migrar. Es tarea de los investigadores identificar la distribución potencial de la envoltura bioclimática de estos seres, pues se requiere una conservación transversal a través de gradientes ambientales, concluyó.
No Comment