Por: Redacción
El presidente de la Conatrib hizo un llamamiento para que los tribunales locales designen jueces y juezas encargados de conceder órdenes de protección a favor de las mujeres violentadas.
Alertó que la judicatura local enfrenta en los juicios las distintas realidades nacionales, tales como redes de trata y altos índices de violencia contra féminas.
El presidente de la Comisión Nacional de Tribunales Superiores de Justicia de los Estados Unidos Mexicanos (Conatrib), magistrado Edgar Elías Azar, advirtió de un retraso y desactualización histórica en el país de los derechos de las mujeres, lo que permite que los mismos no se respeten.
En una reunión de enlaces de género de los tribunales del fuero común de todo el país, hizo un llamamiento a que los poderes judiciales designen jueces y juezas encargadas de conceder órdenes de protección contra mujeres violentadas, y reconoció la aprobación de legislaciones estatales que faculta a impartidores de justicia penal y civil para otorgar este tipo de medidas.
Ofreció la seguridad de que los jueces del fuero local sabrán estar a la altura del compromiso de proteger a las mujeres, pero sobre todo de hacer del acto de la justicia un acto de igualación entre géneros.
“No puede ser de otra manera, pues las parcelaciones serían un acto esquizofrénico de nuestra función; no somos los hombres por un lado y las mujeres por el otro. Todos formamos la sociedad, con nuestras respectivas destrezas, habilidades, fisiologías y cosmovisiones”, enfatizó.
Expuso que la judicatura de todo el país enfrenta en los juicios las distintas realidades nacionales, entre éstas, redes de trata de personas; esquemas patriarcales sin perspectiva de género arraigados en la cultura de ciertas comunidades y regiones; altos índices de violencia de género, y discriminación, que muchas veces se genera por creencias de que las mujeres no pueden tomar decisiones por sí mismas sobre su proyecto de vida.
El también presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, consideró, además, que la violencia hacia las mujeres, que se refleja con ilícitos como el feminicidio, no son patologías congénitas. Son, planteó, conductas desviadas e intolerables, aprendidas y basadas en falsas creencias y prejuicios.
“Son producto de una cultura, de un proceso de adopción y adaptación ambiental; son actitudes que se vuelcan a los niños desde su infancia”, agregó.
El magistrado Elías Azar comentó que los tribunales superiores de justicia del país son capaces de asumir compromisos para que sus juzgadores se mantengan en una posición sensible al juzgar los hechos con derecho, frente a la desequilibrada relación sociocultural que hay entre los géneros.
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