Por: Redacción/
México se ha transformado en las últimas tres décadas. Se abrió la economía, se estabilizó la macroeconomía, se fortaleció a algunas instituciones democráticas, aumentó la esperanza de vida y se incrementó la cobertura educativa. Sin embargo, la desigualdad, la pobreza y, en particular, la baja movilidad social intergeneracional, permanecen aún como grandes pendientes dentro de la agenda pública.
Concentrarse en combatir la pobreza y la desigualdad sin tomar en cuenta la movilidad social supone un grave error. Es indispensable que cualquier política de combate a la pobreza que se pretenda implantar, reconozca que una de las causas de que la pobreza se perpetúe en México, es la baja movilidad social, advierte el libro “El México del 2018: movilidad social para el bienestar”.
Para el CEEY la baja movilidad social intergeneracional (persistencia en los extremos de la estructura social de México) revela una profunda desigualdad en las oportunidades de acceso a los medios que permiten superar las condiciones socioeconómicas de origen. Actualmente los estudios sobre la movilidad social intergeneracional revelan que 7 de cada 10 mexicanos que nacen pobres, se quedan pobres toda su vida
Lo anterior quiere decir que la posición social se transmite de padres a hijos con una frecuencia importante entre quienes se encuentran tanto en la base como en la parte más alta de la pirámide socioeconómica.
El CEEY considera que la movilidad social no se ha tomado en cuenta lo suficiente por nuestros gobernantes. Incorporarla como eje rector de las políticas públicas generaría un país más justo, eficiente y armonioso.
“Más justo porque un mexicano con talento y ganas de tener una mejor vida no debería estancarse sólo por nacer en un hogar en condición de pobreza. Más eficiente porque cuando el progreso de una persona está limitado por barreras exógenas, surge la frustración y se desperdicia capital humano. Esto afecta la eficiencia económica y, por ende, limita el crecimiento. Más armonioso porque cuando el acceso a las oportunidades se limita a ciertos grupos sociales, se deteriora la cohesión social”.
La propuesta del CEEY se puede resumir en cinco puntos principales.
1. Se requiere una reforma fiscal que lleve a la eliminación de la informalidad en la actividad productiva y a una mayor recaudación de impuestos.
2. El sistema de protección social se debe unificar y universalizar. Ello incluye reformas en los sistemas de salud, de pensiones y de seguridad social.
3. La cobertura, la calidad y la pertinencia del sistema educativo deben centrarse en mejorar e igualar oportunidades de aprendizaje, en especial en la educación media superior.
4. Las políticas públicas deben promover un mercado laboral flexible, pero a la vez seguro. Además, hay que eliminar la discriminación hacia grupos vulnerables.
5. El sistema financiero debe tener mayor penetración y ser más competitivo. Esto promoverá que más personas tengan acceso a la protección financiera a través del ahorro, del crédito y de los seguros.
El CEEY y la Fundación ESRU consideran que la movilidad social debe constituirse como eje rector de la política pública. Invitamos a todos a analizar el documento y esperamos que los tomadores de decisiones adopten nuestras recomendaciones. El resultado, sin duda, será un mayor bienestar para todos los mexicanos.
No Comment