- Este sector de la población se encuentra en alto riesgo nutricional por las comorbilidades asociadas y enfermedades crónicas no transmisibles como la hipertensión arterial y la diabetes.
Por: Redacción/
Uno de los grupos más vulnerables a padecer inseguridad alimentaria durante el periodo de pandemia de COVID-19 ha sido el de los adultos mayores, alertaron investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México residen 15.4 millones de personas de 60 años o más, de las cuales 1.7 millones viven solas, sólo 44.4 por ciento es económicamente activa y 69.4 por ciento presenta algún tipo de discapacidad.
Al participar en el ciclo de conversatorios Las personas adultas mayores en el contexto de la COVID-19, la maestra María del Consuelo Velázquez Alva señaló que este sector de la población se encuentra en alto riesgo nutricional por las comorbilidades asociadas y enfermedades crónicas no transmisibles como la hipertensión arterial y la diabetes, donde generalmente los pacientes acuden con sus médicos que les dan un tratamiento farmacológico con pocas recomendaciones nutricionales y escasa consejería respecto a modificar sus estilos de vida y hacerlos más saludables.
“Con la pandemia y la cuarentena en en ese grupo se instauró la depresión, la soledad y el insomnio acompañados de angustia, nostalgia por la familia y la vida anterior, asociado al aislamiento social y se empezó a reportar el efecto de la dieta occidentalizada, caracterizada por el exceso de grasas saturadas, azúcares e hidratos de carbono refinados, que afectan el sistema inmunológico, favoreciendo una pobre respuesta a agentes virales”.
La académica del Departamento de Atención a la Salud de la Unidad Xochimilco explicó que dicha dieta, que también es baja en fibra, favorece una respuesta inflamatoria crónica desde el punto de vista de la fisiología y la fisiopatología de la enfermedad, por lo tanto, un estado nutricional deficiente representa un mayor riesgo para el desarrollo de una condición crítica como el síndrome de dificultad respiratoria aguda, la cual llevó a muchos pacientes requerir de apoyo ventilatorio y de oxigenación específica especializada en hospitales.
De acuerdo con el doctor Luis Ortiz Hernández, académico del área de investigación Estado y Servicios de Salud de dicha sede universitaria, casi 50 por ciento de las personas de entre 60 a 69 años ha sido diagnosticado con diabetes e hipertensión, que se incrementa al llegar a los 70 años.
“En un mundo ideal estas dos condiciones tendrían que ser manejadas a través de la promoción de estilos de vida saludables que implican dos elementos: por un lado, alimentación saludable y, por otro, la realización de actividad física, sin embargo, en nuestro país vemos que no existen las condiciones para adoptar ese estilo de vida”.
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición COVID-19, levantada el año pasado entre diez mil hogares mexicanos, reveló que 50 por ciento de ellos ha presentado algún grado de inseguridad alimentaria, y la pandemia y el confinamiento aumentó alrededor de diez puntos porcentuales su presencia, explicó el doctor Ortiz Hernández.
“Al menos diez por ciento de las moradas presenta inseguridad alimentaria severa que es la experiencia de no tener comida y experimentar hambre, en donde hay casos de adultos mayores que se van a la cama sin cenar”.
El investigador de la UAM mencionó que está bien documentado que los hogares cuando tienen menos recursos optimizan sus ingresos para poder comprar alimentos más económicos que en su mayoría son altos en azúcares y grasas y aquellos con seguridad alimentaria son los que tienen suficiente dinero para una dieta balanceada para el control metabólico de la diabetes y la hipertensión arterial.
La doctora Irma Gabriela Anaya Saavedra destacó que la mucosa bucal es susceptible a la acción de un virus y que en la lengua es donde más se puede replicar, así como en las glándulas salivales.
La responsable de la creación y el desarrollo del Programa Universitario para la Detección Temprana de Lesiones de la Mucosa Bucal de la Unidad Xochimilco aseguró que la pandemia y el confinamiento generó un retraso en el diagnóstico de enfermedades y estrés en los pacientes, al pensar que presentaban signos graves asociados a COVID-19.
Existe mala información respecto de manifestaciones bucales, por ejemplo, se ha descrito en pacientes con SARS-CoV-2 manchas rojas que en realidad son comunes en enfermedades virales o la llamada lengua COVID, que se puede encontrar en personas que ante determinados momentos de estrés presentan dolor, ardor, irritación y dificultad para comer alimentos sólidos e incluso para deglutir algunos líquidos, por lo que es importante “que sepamos que esto es una variante que no tiene relación con el COVID-19”.
Para la docente del Departamento de Atención a la Salud, ante el contexto actual es fundamental pensar más en la odontología preventiva, en el control adecuado de los pacientes y no tanto en querer abrir las clínicas de inmediato y sin ninguna previsión.
La maestra Leticia Cervantes Turrubiates, especialista del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, expuso que la pandemia ha tenido repercusiones en la salud, los derechos y el bienestar general de las personas mayores de 60 años, además de que en México la falta de seguridad social, económica y laboral los hace más vulnerables.
“En este sector se redujeron de manera significativa los ingresos y el nivel de vida, ya que menos de 20 por ciento de la gente en edad de jubilación reciben una pensión, además el informe técnico de la Secretaría de Salud del 29 de septiembre de 2020 señaló entre 60 y 63 años como un promedio de edad de mayor prevalencia de personas fallecidas”.
Durante el conversatorio titulado Principales problemas de nutrición en las personas adultas mayores durante la pandemia por COVID-19, los académicos e investigadores coincidieron en la importancia de la prevención y el autocuidado como una estrategia de protección para las personas adultas mayores y contar con la colaboración del entorno familiar para mantener un adecuado estado de salud y buen control y atención de sus afecciones.
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