Por: Redacción/

En el mundo, los adultos mayores padecen maltrato físico, emocional y económico. En México, se concreta en acciones que están normalizadas en la sociedad, como gritos, humillaciones o negarles alguna acción para su bienestar, como el baño y la comida, afirmó Marissa Vivaldo Martínez, integrante del Seminario Universitario Interdisciplinario sobre Envejecimiento y Vejez (SUIEV) de la UNAM.

De estos hechos casi no hay cifras, porque muy poca gente denuncia debido a que prevalecen vínculos afectivos con el agresor, que puede ser un familiar en casa, o un cuidador de instituciones de salud como asilos y hospitales.

A propósito del Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, que se conmemora este 15 de junio, la también profesora de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza alertó que en el mundo al menos 11 por ciento de esta población padece maltrato.

Marissa Vilvaldo señaló que a mayor grado de dependencia, mayor el riesgo de sufrir algún tipo de maltrato. “Si la persona tiene alguna discapacidad o dificultades para realizar de forma independiente sus funciones básicas, es más vulnerable”, aseveró.

Además del maltrato emocional y físico, la violencia económica ocurre cuando los más jóvenes disponen de su pensión o tarjeta (pues los mayores a veces no saben usar el cajero automático del banco), e incluso de sus bienes como casas o carros.

Día Mundial y COVID-19

Esta conmemoración sirve para reflexionar y hacer un balance de las acciones que se han logrado, y lo que falta por hacer. En este año de pandemia la efeméride cobra mayor importancia porque las situaciones de maltrato vinculadas a la COVID-19 se han incrementado considerablemente.

El hecho de que los adultos mayores sean de los grupos más vulnerables ha generado en el mundo una estigmatización hacia ellos. “Incluso se han establecido lineamientos para que estén en mayor aislamiento, pero una cosa es protegerlos y otra es violentar sus derechos”.

En México la estigmatización más fuerte, “que afortunadamente se detuvo”, fue el tema de la guía bioética, que indicaba que hay vidas o futuros más importantes que otros.

“Los trabajos de la UNAM y del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) lograron probar que esa guía era discriminatoria. Las noticias que circularon decían que se privilegiaría a los jóvenes, y en el imaginario público se corre el riesgo de que prevalezca la idea de que los jóvenes son más importantes que las personas mayores, lo cual es falso”, subrayó.

Carencia de políticas públicas

Vivaldo Martínez resaltó que en México no hay políticas públicas para la atención a las personas mayores. “Hay acciones, programas y algunas estrategias, pero no políticas públicas que requieren la atención de las instituciones”.

Además, nuestro país no ha firmado la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, que comenzó a recopilar firmas de las naciones desde 2015. Es el instrumento más importante de promoción de derechos humanos para este sector, explicó.

“Firmar esta convención obligaría a armonizar las leyes para garantizar que sus derechos humanos sean respetados, y daría las bases para trabajar en ese sentido”.

Las proyecciones estiman que para 2050 en México entre el 20 y 25 por ciento de su población será mayor de 60 años; dentro de este grupo, la porción que más se incrementa es la de 80 años y más.

“Tenemos que verlos como ciudadanos y desprendernos de la idea de que necesitan ayuda permanente, pues más del 80 por ciento de los adultos mayores son independientes y participan en el desarrollo del país, con actividades como el cuidado de los niños o de algún discapacitado”, finalizó.