Por: Redacción
Con el propósito de servir de fundamento en el manejo de crisis volcánicas, y con la colaboración de investigadores del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM, el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) presentó la actualización de los Mapas de Peligros del Volcán Popocatépetl, mismos que fueron traducidos al náhuatl.
El Popocatépetl es inmenso, peligroso y activo, por lo que su conocimiento permite determinar lo que podría ocurrir en el futuro, y éste es precisamente el objetivo de la actualización, dijo Carlos Valdés González, director general del Cenapred.
El proceso consistió en la inclusión de una serie de mapas que contienen información relativa a las zonas que podrían ser afectadas por flujos piroclásticos, lahares (corrientes de lodo y escombros), avalanchas, lava y ceniza; esta última es considerada uno de los fenómenos más frecuentes en el volcán, por lo que se incluyeron tres planos referentes, indicó Ana Lillian Martin del Pozzo, investigadora de la entidad universitaria.
El primer mapa para el Popocatépetl, recordó, se publicó en 1995. El actual considera todos los aspectos de cada una de las regiones que rodean al coloso: densidad, aeropuertos, escuelas, bancos, hospitales y mercados, pues el área que lo circunda está densamente poblada.
En esta actualización decidimos que lo separaríamos en diferentes mapas, con el objetivo de hacer la información más clara para la población, las autoridades y, sobre todo, para los tomadores de decisiones, apuntó.
En el auditorio del Cenapred, la universitaria indicó que los nuevos Mapas de Peligros del Volcán Popocatépetl fueron elaborados a partir de la reconstrucción de su historia geológica. A través de trabajo de campo y revisión de archivos históricos se reconocieron los estilos eruptivos, recurrencia y extensión de las erupciones en tiempos geológicos e históricos.
“Hicimos una revisión documental, se definieron escenarios basados en el tipo de fenómenos volcánicos y, con las últimas tecnologías y diferentes programas, desarrollamos simulaciones”, remarcó Ana Lillian Martin.
Estos conocimientos requieren de la comunicación entre diferentes actores: científicos, pobladores y autoridades; si no hay vinculación y credibilidad, no se puede llegar a la planeación, prevención y acción.
Al respecto, Valdés González comentó que la actualización del mapa demuestra que el trabajo conjunto entre la UNAM y la Secretaría de Gobernación rinde frutos en beneficio de la población que vive cerca del volcán.
A una distancia de 100 kilómetros del coloso viven unos 24 millones de habitantes, de los cuales 11.6 millones son hombres y 12.5 millones mujeres; de ellos, 5.3 millones son niños menores de 12 años y 2.26 millones son adultos mayores de 60 años.
En ese radio hay 7.4 millones de viviendas, tres mil 719 hospitales, 34 mil 669 escuelas, ocho mil mercados, cuatro mil 159 bancos, mil 165 gasolineras y cinco aeropuertos; por lo tanto, lo que haga el volcán podría tener consecuencias importantes.
Los mapas, detalló Valdés González, se montan sobre un atlas de riesgo y por eso la información (gasolineras, centros de salud…) contextualiza la importancia de la actividad de un volcán. Es necesario impulsar un sistema nacional de alerta que permita avisar en forma oportuna y que la población sepa cómo debe recibir estas alertas y entenderlas.
Luis Felipe Puente Espinosa, coordinador nacional de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación, indicó que a partir de 1993 el Popocatépetl ha estado activo. Ha tenido momentos de paz, pero su actividad es suficiente para una erupción de carácter mayor en cualquier momento; esto haría que las poblaciones aledañas y gran parte de los 24 millones de habitantes del Valle de México pudieran tener algún tipo de afectación.
Conocer el mapa de riesgos y sus actualizaciones hace factible que los titulares de protección civil, como lo hacen de manera permanente, tengan a la mano información precisa, concluyó.
No Comment