Por: Redacción/
El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP), de la Cámara de Diputados, destaca que la actualización del Tratado de Libre Comercio entre México y la Unión Europea (TLCUEM) permitirá posicionar al país como exportador y fortalecer su comercio internacional bajo una estrategia de diversificación de mercados, ante la incertidumbre generada por la reciente postura proteccionista de Estados Unidos.
Dicho acuerdo abre nuevas oportunidades y retos para diversos productos, principalmente para el sector agroalimentario, pero también robustece la protección a los productos nacionales emblemáticos, garantiza el nombre de marcas mexicanas y respaldo a las artesanías tradicionales originarias de México, adquiriendo, con ello, una mayor presencia en los países del viejo mundo.
En el documento “Modernización del Tratado de Libre Comercio entre México y la Unión Europea”, el CEFP señala que su modernización consiste en adaptarlo a las recientes transformaciones tecnológicas y del comercio, tanto en México como en la Unión Europea, con la finalidad de intensificar los flujos comerciales y de inversión, y elevar la cooperación técnica y científica, así como fomentar y fortalecer el diálogo político entre ambas partes.
Indica que la Unión Europea es el tercer socio comercial de México; su intercambio pasó de 21 mil 127.3 millones de dólares (mdd) en el 2000 a 72 mil 218.2 mdd en 2017, es decir, tuvo un crecimiento medio de 7.5 por ciento anual.
En el mismo periodo, las exportaciones hacia el bloque europeo ascendieron a una tasa media de 8.6 por ciento anual, y acrecentaron su participación en el total exportado de 3.5 por ciento en el año 2000 a 5.7 por ciento en 2017.
Por su parte, las importaciones aumentaron a una tasa de 7.1 por ciento en promedio anual, al elevarse de 8.8 en el 2000 cuando entró en vigor a 11.7 por ciento en 2017. El mayor flujo comercial se da en las importaciones que realiza México de productos provenientes de dicha región, de tal modo que la balanza comercial es superavitaria para la Unión Europea, la cual alcanzó los 25 mil 795.4 mdd en 2017.
El CEFP relata que la Unión Europea es la segunda fuente de inversión en México. De 1999 a 2017, la Inversión Extranjera Directa (IED) proveniente de los países miembros acumuló 152 mil 927.7 millones de dólares, lo que representó 30.4 por ciento de la IED recibida en México durante todo el periodo.
Durante 2017, la inversión de la Unión Europea fue de 8 mil 053.8 millones de dólares, lo que significó el 31.2 por ciento del total de la IED captada por México en ese año. Prácticamente, la IED de la UE proviene de seis países: España (9.0%), Alemania (8.0%), Italia (3.9%), Bélgica (3.5%), Francia (1.7%) y Reino Unido (1.3%).
Por sector de actividad, la IED recibida de la UE se ha destinado principalmente al sector manufacturero (44.9%), construcción (14.4%), electricidad (11.7%), servicios financieros (7.8%) y comercio (7.1%).
Con la actualización, se liberalizarán de manera inmediata el 86 por ciento de los productos agrícolas y pesqueros, que en el TLCUEM original no estaban contemplados, tales como jugo de naranja, jarabe de agave, espárragos, barquillos, jaleas, compotas, mermeladas, despojos de animales, cereales, y harinas de arroz y de centeno, entre otros productos alimenticios.
Además, incrementará el estándar de protección en materia de propiedad industrial y derechos de autor, incorporando secciones de patentes, marcas, derechos de autor, indicaciones geográficas, diseños industriales y secretos comerciales, entre otras; anteriormente el TLCUEM original refrendó la protección de derechos de propiedad intelectual al mismo nivel que otorga la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Otro aspecto sobresaliente es que México y la Unión Europea acordaron “mantener la regla de origen de 60 por ciento de valor de contenido regional, como mínimo, para que los automóviles nuevos comercializados bilateralmente gocen de arancel cero”, tasa establecida en el TLCUEM original.
El trabajo que sigue se centrará en completar los detalles técnicos del Tratado; los negociadores esperan tener un texto final hacia finales de 2018, antes de comenzar la revisión legal del mismo.
Una vez revisado y traducido a 16 idiomas, el acuerdo deberá ser aprobado por los ministros de comercio de los países miembros de la Unión Europea; posteriormente, se turnará al Parlamento donde los 751 diputados electos deberán votar para su aprobación, así como los Congresos nacionales y, en su caso, los regionales deberán ratificarlo.
En México, sólo tendrá que ser confirmado por el Senado de la República, para llegar estimativamente al año 2020 a su plena autorización y vigencia.
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