Por: Redacción/
En apoyo a la sociedad mexicana frente a la contingencia por el COVID-19, académicos de la Licenciatura en Diseño Industrial de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) desarrollaron caretas con la tecnología de impresión 3D y hasta el momento han donado 200 a personal médico y la comunidad de la Casa abierta al tiempo, señaló el maestro Sergio Dávila Urrutia, coordinador de la citada opción educativa en la Unidad Azcapotzalco.
“A través de la Fundación Serendipia –encargada de aportar componentes a hospitales públicos– fueron proporcionados cien de estos productos, otros 75 a trabajadores de la citada sede y estamos por dar 25 a la Rectoría General”.
El procedimiento para elaborarlas desde casa es formular un modelo 3D en los programas Autocad o SolidWorks; pasarlo a otro de impresión 3D; cargar el material y el archivo, y la impresora depositará el plástico por capas hasta que la pieza quede construida en alrededor de una hora y en un promedio de diez por día.
Además de colaborar en dicha labor con el doctor Edwing Almeida Calderón y el maestro Yoshiaki Ando Ashijara, jefes de los departamentos de Procesos y Técnicas de Realización y del Medio Ambiente para el Diseño, respectivamente, por iniciativa propia, el docente entregó diez adaptadores para respiradores a un hospital de Ginecología del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en la Ciudad de México.
Este tipo de adaptadores “no existe en el mercado y, al igual que las caretas, se hizo con la tecnología de impresión 3D con capacidad de conectarse a un sistema de respiración, porque algunos médicos han comprado esnórquel (para buceo) y buscan la manera de modificarlos para emplearlos en el quirófano y protegerse”.
El PLA –biopolímero a partir de ácido láctico– y el PET son utilizados para las máscaras y los adaptadores de respiradores, en ese orden, sin embargo, ante la gran demanda, en ambos casos la materia prima comienza a escasear y es preciso buscar otras opciones, indicó el investigador de la UAM.
“Muchas personas se están dando cuenta de la importancia del diseño industrial y cómo –a través de nuestras metodologías y conocimientos– podemos resolver problemas actuales del mundo”, ya que el profesional del ramo no sólo hace objetos, sino que se centra en la experiencia, el servicio y la posible aportación en beneficio de la sociedad, al buscar innovar, generar opciones y, por tanto, no está limitado a un material ni a una sola técnica.
“En el caso de las caretas, el polipropileno es usado para las portadas de los engargolados con el cual trabajamos mucho en los primeros trimestres y también sería una posibilidad en lugar de la impresión 3D”.
Con base en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible se invita a hacer talleres de diseño, llamados Global goals jams, que la División imparte desde hace tres años con el fin de dar cabida a la conclusión de conflictos, por ejemplo, “el hambre y la violencia de género son temas que tratamos con frecuencia en la Licenciatura, pero en este momento en el que nos enfrentamos a una situación grave y nuestra forma de vida ha cambiado, en esta disciplina pensamos que elaborar productos y planear la fabricación y los implementos tiene gran carga de humanidad y empatía”.
El maestro Dávila Urrutia comentó que algunas empresas los han contactado para involucrarse en las clases vía remota y proponer retos a los estudiantes, por lo que “estamos recopilando todo lo que se necesitará y definiendo cómo enfocar los esfuerzos, pues la intención este trimestre es crear equipos y dispositivos, aprovechando la impresión 3D y otras tecnologías disponibles, entre los cuales camillas en las que se transportan pacientes con COVID-19 o estaciones de entrada de sanitización”.
La academia es el lugar perfecto para experimentar visiones sociales nuevas y “en la Unidad Azcapotzalco tenemos un buen equipo de trabajo que despliega procedimientos colectivos desde la comunidad y los alumnos cuentan con gran conocimiento tecnológico, que a veces supera al de los profesores”.
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