Por: Redacción/
El espacio público es un palimpsesto de lo que ha sido la Ciudad de México a lo largo de su evolución, donde lo que está más endeble son los bienes artísticos, consideró el doctor Saúl Alcántara Onofre, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Ante este panorama y a propósito de su designación como uno de los cinco representantes de la sociedad civil del Comité de Monumentos y Obras Artísticas en Espacios Públicos de la Ciudad de México (COMAEP), el coordinador del Posgrado en Diseño, Planificación y Conservación de Paisajes y Jardines de la Unidad Azcapotzalco destacó la labor de dicha dependencia –creada en 2013– que con esta distinción reconoce su trayectoria y amplia experiencia en arquitectura de paisaje y restauración de bienes culturales.
El COMAEP es el órgano de coordinación, asesoría, apoyo técnico, opinión y consulta de la Jefa de Gobierno de la capital, en materia de monumentos históricos o artísticos, pinturas murales, esculturas y cualquier obra artística a incorporar, reubicar o remover de manera permanente en los inmuebles que tengan el carácter de bienes del dominio público de uso común, incluidos paseos, plazas, calles, avenidas, jardines y parques públicos.
De acuerdo con el doctor Alcántara Onofre, la importancia de este Comité radica en que permite dialogar con distintos especialistas sobre el valor y la relevancia de determinadas obras en el espacio público que es el crisol del intangible.
Para hacer un análisis es necesario tomar en cuenta la historia, las proporciones y el patrimonio de visuales del lugar, la geometría, la arquitectura y vegetación del entorno, así como comprender el carácter y el valor natural, estético y simbólico del sitio para realizar, colocar o retirar en su caso una escultura o monumento, expresó.
“Es muy interesante la labor que se realiza para que la metrópoli no se convierta en el ‘museo del horror’ porque el gusto estético de cada creador o de la misma COMAEP es lo que se traslada al ciudadano, quien es el que va a ver el lugar”.
En un contexto global en el que se derriban estatuas de personajes históricos que ya no son reconocidos ni validados en algunos sectores de la sociedad propuso distinguir entre los aspectos estéticos, históricos, simbólicos, los políticos y sociales.
“Hay creaciones que forman parte de la identidad del mexicano; desde mi disciplina y educación estética no las movería porque forman parte de la historia y de una etapa de ella que la sociedad les ha dado la calidad de monumento” y citó como ejemplo el caso de la escultura ecuestre de Carlos IV, de Manuel Tolsá, conocida como El Caballito.
“Data de finales del siglo XVIII, una de las patas traseras del caballo pisa un carcaj prehispánico, símbolo de los pueblos originarios y ante esa imagen, ¿tendríamos que quitarlo a pesar de su calidad extraordinaria desde su fundición hasta su morfología?”.
En el caso de propuestas más recientes, el académico sostuvo que es importante que las obras que surjan reflejen “nuestro tiempo, sean contemporáneas y basadas en la evolución de esta urbe”.
La misma sociedad les confiere la calidad o no de monumentos a partir de su contenido simbólico, al recordar, por ejemplo, tragedias sociales, más que la artisticidad de la misma pieza.
El paisaje representa la sobrevivencia del planeta y en materia legal fue en 2011 cuando se actualizó la Ley de Desarrollo Urbano de la Ciudad de México para incluir el concepto, sin embargo, es fundamental actualizar su reglamento para establecer instrumentos de planeación en la materia que aún no existen.
“Hay otra ley de salvaguarda del patrimonio urbanístico arquitectónico del Distrito Federal muy avanzada porque indicaba que había que declarar monumentos a los parques, jardines, árboles, es decir, una vertiente muy fuerte en el aspecto ambiental, pero tampoco tiene reglamento”.
El Académico Emérito por la Academia Nacional de Arquitectura aseguró que ambas leyes están presentes para empezar a proyectar desde el punto de vista del paisaje. “La planificación de un espacio abierto tiene que ver con todos los aspectos, tanto de arbolado como de esculturas, pavimento, señalización y mobiliario urbano, pero aún está pendiente un diálogo con los actuales funcionarios”.
El COMAEP se reúne cada vez que se ostenta una solicitud y este miércoles 17 de marzo sesionó para discutir en torno a algunas esculturas de la Ruta de la Amistad.
“Sería bueno que pudiera replicarse un símil de este Comité en cada Unidad de la UAM y así tener la oportunidad de que investigadores expertos emitan sus opiniones sobre el paisaje de las instituciones”.
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