Por: Redacción/
El Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP), asegura en su publicación En contexto. Vivir en prisión o la “normalidad” de ciertas injusticias, que el hacinamiento en las cárceles es por el uso excesivo de la prisión preventiva, lo cual puede ser comparado con otras jurisdicciones latinoamericanas.
Según datos del Censo Nacional de Gobierno, Seguridad Pública y Sistema Penitenciario Estatales (CNGSPySP) 2017, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en México un poco más de 65 mil personas recluidas no habían recibido sentencia; es decir, cerca del 35 por ciento de la población interna (93 por ciento son hombres).
“Es un verdadero desafío poder dar atención adecuada, incluso a aquellos que infringen las leyes; sin embargo, ha sido evidente aquí que la falla se encuentra también en la procuración de justicia, si nos atenemos a la cifra de población reclusa que no ha recibido sentencia”, advierte el texto.
Según el CNGSPySPE, en México se registraron un total de 188 mil 262 personas privadas de la libertad en los centros penitenciarios de las entidades federativas; 95 por ciento hombres y el 5 por ciento mujeres. Sin embargo, un dato que llama la atención es que, en cuanto a su estatus jurídico, 35 por ciento de la población total reclusa no tenía sentencia y, de este total, el grupo con mayor afectación eran mujeres; 44 por ciento de ellas aún estaba en proceso.
En números absolutos, poco menos de un tercio de la población reclusa de las cárceles estatales estaba en la Ciudad de México y en el estado de México durante 2016. Ambas entidades concentraban la mayor cantidad de reclusos, 30 mil 979 y 25 mil 723, respectivamente. Por el contrario, Tlaxcala (con 701) y Aguascalientes (con mil 254), tenían el menor número de internos.
No obstante, cuando se analiza las cifras de reclusos por cada 100 mil habitantes, aparece que Baja California (363) y Ciudad de México (351) encabezan la lista, mientras que estado de México registró 150 internos por 100 mil habitantes. Por su parte Tlaxcala es la entidad con la menor cantidad de población en centros penitenciarios, también tiene la tasa más baja, 54 personas por 100 mil habitantes.
En lo que refiere a los rangos de edad, los reclusos que tienen entre 30 y 39 años constituyen el ámbito en el que se concentró la mayor cantidad de personas internas. Los de 18 a 29 años conforman el 32.8 por ciento.
El CNGSPySP (2017) cita que nueve de cada 10 personas se desempeñaban en empleos de baja percepción: artesanos, operadores de maquinaria industrial, ensambladores, choferes y conductores, además de trabajadores en actividades primarias, vendedores informales.
En el mismo censo, los gobiernos locales reportaron que un poco más de 111 mil personas ejercieron alguna actividad ocupacional durante su reclusión; 71 mil estudiaban o recibían alguna capacitación, y 16 mil realizaban otro tipo de actividad. Un interno podía realizar más de un tipo de actividad.
El 74 por ciento de la población penitenciaria señaló tener hijos o hijas. Asimismo, este Censo revela que las principales personas con quien residen estos hijos e hijas eran familiares, particularmente la madre o el padre fuera de prisión.
En el aspecto de los servicios básicos en la celda, destaca que el 88.4 por ciento cuenta con lugar para el aseo personal, 97.5 por ciento con energía eléctrica, 94.4 por ciento tiene drenaje y el 70.0 por ciento, disponibilidad de agua potable.
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