Por: Redacción/
La diputada María Rosete, del PES, sostuvo que a 50 años del Movimiento Estudiantil de 1968, continúa una deuda con los jóvenes, porque no se cumple aún con la responsabilidad de mantener la paz y armonía en sus vidas; por el contrario, “siguen presentándose enfrentamientos violentos en planteles educativos, por lo que no debemos ser insensibles a estos hechos”.
Durante el foro “A 50 años del 68”, realizado en San Lázaro, se rindió entre los asistentes un minuto de silencio en memoria de los estudiantes caídos en este movimiento de jóvenes estudiantes.
María Rosete destacó que el objetivo de este encuentro de reflexión y análisis es recordar los acontecimientos que motivaron el surgimiento de la lucha estudiantil, porque “no hemos aprendido la lección a través de los años”.
Ante estudiantes, se comprometió a impulsar reformas legislativas, a fin de garantizar oportunidades laborales, culturales y formativas para los jóvenes.
Afirmó que promoverá y propondrá “nuevas tareas políticas” y programas que involucren a empresas privadas y universidades nacionales y estatales, así como a instituciones, con el propósito de brindar mejores oportunidades de trabajo a este sector de la población.
“Trabajemos juntos en esta nueva era de la Cuarta Transformación. Hagámoslo en memoria de quienes hace 50 años fueron víctimas de los sucesos de Tlaltelolco. A raíz del 2 de octubre de 1968, la libertad nació para quedarse y ahora somos parte de la madurez”, puntualizó.
Recordó que en esa época, el país pasaba por un periodo de crecimiento económico anual entre 6 y 7 por ciento; había estabilidad en precios y tipo de cambio; deuda externa de alrededor de 9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB); crecimiento del salario de 6.7 por ciento y disminución del analfabetismo.
Entonces, cuestionó: ¿por qué se tomó esa decisión de atentar contra los estudiantes, maestros e integrantes del movimiento?
Los sucesos del 68, explicó, marcaron al país y cobraron la vida de miles de jóvenes que lucharon por un mejor futuro y mejores condiciones de vida. “Espero que el inicio de esta Cuarta Transformación, represente para los jóvenes un mejor futuro”.
El académico del Instituto Politécnico Nacional y escritor, Rubén Rivera, resaltó que “no basta con recordarlos, tenemos que seguir su ejemplo de lucha para lograr un México mejor”.
Comentó que el Movimiento de 1968 surge a partir de diversas movilizaciones de liberación de jóvenes que se dieron en Europa, así como huelgas de trabajadores. Incluso, continuó, la Revolución Cubana y la llamada Primavera de Praga, fueron acontecimientos que motivaron a los estudiantes a estallar la inconformidad.
Sin embargo, señaló, fue la represión del gobierno lo que motivó a los jóvenes a conformar el Consejo Nacional de Huelga, que entre sus peticiones estaba la liberación de presos políticos y la destitución de los generales Luis Cueto y Raúl Mendiolea.
Asimismo, demandaron la extinción del cuerpo de granaderos, la derogación de los artículos 45 y 45 Bis del Código Penal, que justificaban encarcelar a las personas por expresar sus ideas, y otorgar indemnización a las familias por sus muertos y heridos.
Mencionó que entre los principales sucesos que se dieron antes de la matanza del 2 de Octubre, fueron los ocurridos el 13 de septiembre con la Marcha del Silencio; el 18 del mismo mes, cuando el Ejército ocupó Ciudad Universitaria, y el 23 y el 24 de septiembre, el Casco de Santo Tomás y el área de Zacatenco.
Para el 2 de octubre, relató, ya existía un movimiento perseguido, no había diálogo, nunca lo hubo y los jóvenes eran intimidados en cualquier lugar donde se concentrarán. Incluso, continuó, el gobierno se reunió en esa fecha con integrantes del movimiento, para fingir que se llegaba a un acuerdo, cuando ya preparaba el escenario para la matanza de estudiantes.
Otro intento para acabar con la lucha, fue a partir del uso del porrismo; tuvo su auge en los años setentas y generó dentro de las escuelas un régimen de terror, al utilizar a otros jóvenes como instrumento para crear miedo entre los alumnos.
Aquel día, enfatizó, el gobierno dio la orden de reprimir y sofocar a los estudiantes. “¿Cuánta gente murió?, a la fecha no lo sabemos con exactitud, pero la acción asesina de Díaz Ordaz pasará a la historia”.
Una vez que concluyó la masacre, refirió, prácticamente el movimiento fue derrotado y a partir de esa fecha y hasta el 4 de diciembre los integrantes del mismo sufrieron una persecución sistemática; para el 4 de diciembre, el Consejo Nacional de Huelga se había disuelto.
A pesar de ello, comentó, había que seguir la movilización por otros medios, por lo que algunos de los miembros del 68 que quedaban crearon los Comités de Lucha, cuyo objetivo era vincularse con otros movimientos que surgieron en demanda de una vivienda o mejorar sus situaciones laborales.
En el fondo, lo que le hizo falta al levantamiento estudiantil de 1968 fue afianzar su unión con los demás sectores de la sociedad que también exigían atención, como sí ocurrió en Francia, concluyó.
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