Por: Jesús González
Era 2005 y desde que The Libertines se separaron, los jóvenes ingleses sentían que habían perdido la voz, no encontraban una figura que con una guitarra contara historias con las cuáles pudieran identificarse. Fue ahí cuando una banda de Sheffield logró conectar con estos jóvenes y llenaron el vacío que tenían: Arctic Monkeys.
Eran una mezcla de las grandes bandas británicas, tenían guitarrazos punk estilo Sex Pistols, melodías que eran clara herencia de The Beatles, letras narrativas, sarcásticas y poéticas tomadas de The Smiths, estrepitosos como los propios The Libertines y el inconfundible sonido del pop británico salido de bandas como Pulp o The Stone Roses.
Rápidamente lograron colarse en el gusto de los londinenses y poco a poco fueron ascendiendo, a tal punto que en sus presentaciones la gente ya cantaba con la banda sin siquiera haber lanzado un álbum. Ésto gracias a que en sus shows fueron regalando a sus fans grabaciones caseras de sus canciones, y a la vez, los fanáticos subían su música a una plataforma que en esos años empezaba a tomar forma, MySpace, que después sería conocido como un sitio en el cuál las bandas sin promoción o una disquera podían darse a conocer.
Este fenómeno cautivó a la prensa, porque sin quererlo, estaban ante la nueva forma de distribución musical, que años más tarde vendría a revolucionar a la industria. Además aterró a los dueños de las grandes empresas discográficas, pues sin una disquera estaban llegando a un nivel de exposición colosal.
Luego de tal suceso empezaron a dar shows con boletos agotados en Reino Unido, fue ahí cuando a finales de 2005, Domino Records los firma para grabar su álbum debut.
El 23 de enero de 2006, Whatever People Say I Am, That’s What I’m Not, fue lanzado. En 11 canciones retrata la vida diaria de la juventud de aquel 2006, desde aquel chico tímido que no tiene suerte con las mujeres hasta el aventurado que apuesta a que la chica con la que coquetea se ve bien en la pista de baile.
El álbum inicia de manera rápida, con los redobles y el potente bombo de Matt Helders en The View From The Afternoon. En ella podemos escuchar un gran juego de guitarras vertiginosas mientras Alex Turner nos dice que la anticipación tiene el hábito de prepararte para la decepción en el entretenimiento nocturno.
Después sigue el primer sencillo que lanzaron de manera formal, I Bet You Look Good On The Dancefloor, que se convirtió en una de las canciones más alabadas de la banda, un himno que a gritos y crashes nos recuerda que no hay amor sin Montescos ni Capuletos, sólo canciones pegajosas y sets de DJ’s.
Durante Fake Tales Of San Francisco, Dancing Shoes y Still Take You Home no paran las ganas de brincar y bailar.
Los ánimos se tranquilizan cuando llegamos a Riot Van, una balada que narra la historia de unos jóvenes que están escapando de la policía, que los detiene por beber alcohol sin tener la edad suficiente para hacerlo, pero los chicos se preguntan por qué no persiguen a criminales de verdad.
Con Red Lights Indicates Doors Are Secured y Mardy Bum empieza a retomar el estruendoso sonido con el que iniciaron. El clímax llega con When The Sun Goes Down, que podría ejemplificar todo lo que es este álbum, empezando de menos a más, es una de las canciones más famosas y pedidas en sus conciertos.
A Certain Romance, sirve para describir y burlarse de la gente local de su ciudad, Sheffield, que no importaba si usaban unos Reebok clásicos o unos Converse desgastados, el punto era que en ese lugar de nada te servían porque no había romance. Así cierra este disco.
El resultado de este disco dio frutos de manera sorpresiva, Whatever People Say I Am, That’s What I’m Not se convirtió en un éxito de ventas. Según datos de la revista británica NME, es el álbum debut con las ventas más rápidas en la historia de la música británica, vendiendo 363,731 copias en su primera semana.
Una parte del sonido rock que se escucha en la actualidad tiene influencia en el trabajo hecho por Arctic Monkeys en su primer material discográfico, en las guitarras de Alex Turner y Jamie Cook, las líneas de bajo siempre discretas pero contundentes de Andy Nicholson, y los feroces golpes a la batería de la bestia ágil, Matt Helders.
Es por eso que Whatever People Say I Am, That’s What I’m Not es un disco que se convirtió en un clásico instantáneo que las nuevas generaciones adoptaron, por sus letras sinceras y románticas, por la música rápida en las que se puede encontrar la calma. Arctic Monkeys se ha convertido en una banda que es capaz de llenar estadios y encabezar festivales alrededor del mundo, todo gracias a su fabuloso álbum debut.
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