Por: Risso Alberto
Tras dos décadas en las que se ha convertido en uno de los principales referentes en cuanto a prensa musical y música independiente, Pitchfork pasa a formar parte de la casa de Vogue y Vanity Fair.
Los vientos de cambio siguen soplando en la industria musical, y traen con ellos malas noticias, temores, y algún que otro “ya lo decia yo”. Si recientemente era el NME el que daba un giro considerable en formato y contenido, ahora Pitchfork, otro referente indiscutibe dentro de la música independiente anglosajona, deja de ser -precisamente- independiente, integrándose en el conglomeradio editorial Condé Nast. Una casa, con más de cien años a sus espaldas, responsable de cabeceras como Vogue, Vanity Fair, The New Yorker, GQ o Wired.
Evidentemente, ambas partes declaran que Pitchfork seguirá siendo la Pitchfork de siempre manteniendo su independencia, y que gracias a esto podrán llegar aún más lejos. A día de hoy Pitchfork no es solo su web, que probablemente sea su cara más visible por estos lares, sino que son responsables también de dos festivales -en Chicago y en París- y una revista en papel, dejando aparte que su línea editorial sea una de las más influyentes para la prensa musical. Sin duda, estamos ante una maniobra que puede traer muchas consecuencias a medio y largo plazo…
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