Por: Redacción
Rommel Pacheco, Paola Espinosa, Vanessa Zambotti, Eduardo Ávila, Lenia Ruvalcaba, Kenia Lechuga, Everardo Quirino y Dolores Hernández, son sólo algunos de los medallistas olímpicos, paraparamericanos, centroamericanos, paralímpicos y panamericanos que han sido o son huéspedes de las Villas Tlalpan CONADE.
El sobrio edificio pintado de blanco y que consta de tres niveles ha sido mudo testigo de las aspiraciones, sueños y logros de un sinfín de atletas mexicanos que para obtener una medalla y poner el alto el nombre de México, han dejado todo y han convertido a las Villas en su hogar.
Entre los pasillos iluminados por fotoceldas automáticas del también conocido por sus habitantes como albergue, un sinnúmero de emblemáticos deportistas han visto transcurrir minutos, horas, días y meses para poder cristalizar sus anhelos de ser medallistas y hacer historia.
Las 78 habitaciones de Villas Tlalpan CONADE, que en sus momentos de más aforo alojan hasta 312 deportistas, guardan decenas de historias y anécdotas de los deportistas mexicanos de alto rendimiento, rememora Rogelio Valdez Mendoza, subdirector de Estancias Deportivas, a quien en ocasiones le ha tocado ser testigo “del esfuerzo y sacrificio que tienen que hacer estos jóvenes para destacar” y que por el sólo hecho de haber decidido dejar sus hogares para ir en busca de su sueño, son dignos de admirarse.
Durante un recorrido por las cabañas, como también se les conoce, se puede observar que cada habitación está divida en dos áreas, con dos camas cada una para alojar a cuatro personas que deben compartir la regadera y los servicios sanitarios, así como unos pequeños clósets, cuya madera está pintada de color maple. Las paredes blancas contrastan con los cubrecamas de color azul rey; el orden y la pulcritud imperan en estos espacios que albergan a nuestros máximos héroes del deporte amateur mexicano.
La vida de los jóvenes que aquí viven transcurre entre horarios perfectamente establecidos para que tengan tiempo de cumplir con todas sus actividades: desayuno, entrenamiento, escuela, trabajo, comida, cena, tareas, todo ello enmarcado en un horario de seis de la mañana a diez y media de la noche.
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