Por: Redacción/
Casi un año después de su lesión en el tendón de Aquiles, Germán Sánchez vuelve al alto rendimiento doblemente motivado.
“Además de mis dos medallas olímpicas tengo otro par que son mi esposa y mi hijo, me siento pleno y bendecido por Dios en este momento de mi vida, ¿qué más puedo pedir?”, dijo el seleccionado de 27 años de edad.
El tapatío se perdió los Juegos Panamericanos de Lima el año pasado y no quiere que suceda lo mismo con los Olímpicos Tokio 2020.
“Físicamente ya estoy al cien por ciento, saltando desde los 10 metros que era uno de mis objetivos. Mi forma de ver las cosas es diferente desde que fui a los Juegos de Río, aprendí de Kobe Bryant que siempre tengo que dar la mejor versión de mí mismo, disfrutar cada entrenamiento como si fuera el último”.
El de Tokio es el cuarto ciclo olímpico de Germán, a quien no le preocupa haber dejado de entrenar con Iván García durante algunos meses.
“Este es el reto más grande de mi carrera por todo lo que he pasado y porque la gente espera mucho de mí. En lo que se refiere a Iván, nos conocemos bien y esperamos volver a concretar los saltos de mayor grado de dificultad del mundo.
Un factor que nos hace crecer es la competencia interna, si no hubiera esa exigencia quizás no nos superaríamos tanto, admiro a todos mis rivales nacionales e internacionales”.
Independientemente si integra o no la delegación olímpica, Sánchez vive una etapa de plenitud.
“Tengo una increíble esposa y familia que se encargan de mi hijo por las noches para que pueda descansar. Estoy feliz de compartir mi vida con otra persona y caminar juntos para darle lo mejor a nuestro hijo, incluso disfruto más de los clavados y amanezco todos los días con una sonrisa”, concluyó.
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