Por: Redacción
La vigorexia o dismorfia muscular es un trastorno de la conducta, en el que individuo desarrolla una falsa percepción de su cuerpo, lo que ocasiona que se exceda en el ejercicio físico o incluso que consuma anabólicos, con el objetivo de verse mejor.
Juan Manuel Herrera, gerente principal del Comité Nacional Antidopaje, explicó que la mayoría de los que padecen este trastorno, aun cuando tienen un cuerpo esculturalmente labrado, se siguen viendo gordos.
“Cuando la hiperactividad se desencadena en adolescentes o adultos jóvenes que van al gimnasio, pueden desarrollar un trastorno de la conducta que se llama vigorexia, que es cuando un sujeto se ve en el espejo y dice que requiere bajar de peso, ponerse más musculoso y empieza a tener una actividad anormal en el ejercicio, ese es un problema conductual detectado por el científico Harrison Pope”.
Destacó que actualmente hay una controversia acerca de si se debe etiquetar como una patología, o no, “pero definitivamente es un problema conductual como la anorexia y como la bulimia”.
“Este tipo de conflictos se suma a que son personas ansiosas, que no tiene una percepción real de sí mismos, que tienen poca autoestima, entonces esas personas son un caldo de cultivo, son receptáculo fácil de personas que trafican con suplementos nutricionales y hay que recordar que la WADA recomienda no consumirlos, porque la mayoría se encuentran contaminados con sustancias anabolizantes”.
Agregó que, después de usar suplementos nutricionales, contaminados o no, estas personas son blanco fácil de los anabólico esteroideos, “ya es tanta su necesidad de verse bien, que requieren de medios externos para recomponer su posición, esta es una gran problemática que tenemos que atacar dentro de la cultura física y el deporte”.
Opinó que, en el boom de este tipo de padecimientos, los intereses de mercado juegan un papel muy importante, como lo es la publicidad de los productos milagro. Gracias a la participación de la COFEPRIS se les ha puesto un alto a esta publicidad engañosa, pero también debemos atacar, con un tratamiento integral psicológico, la generación de estereotipos falsos que se venden y se comercializan”.
La recomendación del especialista, para evitar esta situación es realizar una evaluación física. “Acudir a un punto de medición de la capacidad funcional Ponte al 100, para que le realicen su chek up, su prescripción de ejercicio y seguirla al pie de la letra”.
Por último, mencionó, entre las señales de alerta, para detectar este trastorno, los cambios en los rasgos de la personalidad, “se vuelven personas aisladas, se la pasan viéndose en el espejo, buscan constantemente elementos para mejorar su figura, que pueden ser fármacos, suplementos o ejercicios y a pesar de que el ejercicio genera endorfinas que nos hacen sentir bien, estas personas tienen una distorsión en la personalidad por lo que no se ven cómo son”.
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