Por: José Manuel Mota Fernández/
A un año de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 se presentaron las medallas que se entregarán en la justa multidisciplinaria más importante a nivel mundial y que en la parte delantera, como es tradición, tiene a la Diosa Niké pero, ¿por qué no puede faltar en las preseas que se entregan en esta competencia?
Cuenta la leyenda que Niké es la hija de los titanes Palante y Éstige y que pasó sus primeros años de vida entre los mortales, hasta que se dio cuenta de la perversidad y las malas intenciones que tenían algunos de ellos, situación que la hace regresar a su casa, al Olimpo.
También se le asocia directamente con Atenea, hoy conocida como Diosa de la sabiduría, por las características físicas de cada una de ellas e incluso, hay quienes aseguran que a Atenea se le apodó Niké (Nike o Nice) con el significado de “Victoriosa”.
En un principio se identificaba a Niké como una Diosa independiente, alejada de otras divinidades hasta que se dio la batalla Salamina el 480 a.C. que ganó el ejército naval griego al persa, de la mano de Temístocles, quien llevó a la victoria a los suyos, a pesar de tener una notable inferioridad numérica.
Desde ese momento, ‘Nice’ comenzó a aparecer representada como una pequeña figura alada que camina de la mano de divinidades como se observa en la estatua de Zeus, Padre de todos los Dioses, en Olimpia, pues en la palma tiene a la Diosa de la Victoria, con la corona de olivos en alto.
Es una Diosa de gran belleza con la capacidad de caminar y volar tan rápido que podía competir con el Dios Hermes y es por eso que se le representa con alas. Está vestida con una túnica blanca que le cubre solamente el hombro derecho, además de tener en una mano la espada con plumas y en la otra una corona de laurel, símbolo de victoria.
Niké y los Juegos Olímpicos
En la Antigua Grecia se celebraban Juegos Olímpicos en diferentes ciudades helenas, en Olimpia, Delfos, Istmia y Nemea y los ganadores de cada una de estas competencias, que eran carreras de 192 metros, competían entre sí para tener a un ganador absoluto que recibía el nombre de ‘Periodoniké’ y que era visto como un ente supremo por los demás habitantes de este país.
Cabe señalar que ganar este tipo de eventos no sólo era con una intención deportiva, si no que era algo parecido a acercarse a la divinidad y de rendirle homenaje al Padre de Todos los Dioses, por el ritual posterior a las premiaciones que era retirar el aceite del cuerpo y colocar la corona de laurel al ganador.
Con base en lo anterior y por su significado y representación, desde los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928 se colocó a Niké en el reverso de las medallas olímpicas como señal de victoria y ahora, a 91 años desde que comenzó esta situación, la Diosa de la Victoria se mantiene en los metales que se entregan a los primeros tres lugares de la competencia.
Características de las medallas
De acuerdo con la página oficial de Tokio 2020, las medallas elaboradas por el japonés Junichi Kawanishi, “asemejan a piedras en bruto que han sido pulidas y que ahora brillan, con “luz” y “brillo” en sus temas generales. Las medallas recogen y reflejan innumerables patrones de luz, que simbolizan la energía de los atletas“.
Tienen un diámetro de 85 milímetros, y pesan entre los 450 y 556 gramos, dependiendo del material con el que se elaboren. El primer lugar se llevará una medalla de plata pura recubierta por más de seis gramos oro, el segundo lugar una presea de plata pura y el tercero latón rojo (95% cobre y 5% zinc).
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