Por: Erik Pérez
Cada noche, en las arenas de lucha libre aparecen hombres y mujeres con atuendos que los transforman en héroes. Cada parte de su vestimenta fue perfectamente moldeada y diseñada. Ninguna es igual, y cada una posee un valor especial para su poseedor y también para los asistentes- Puede haber máscaras inolvidables, inigualables e inimitables como la de El Santo.
En cada máscara y aditamento hubo un creador, un mascarero que transformó la imaginación o deseos de los luchadores en atuendos y con ello en personajes inolvidables, odiados o adorados. Un hombre detrás de la magia que un personaje lleva desde el cuadrilátero a cientos de mentes soñadoras.
En 1933 en México surgió la primera empresa dedicada a la creación de máscaras y atuendos para los deportistas que cada noche arriesgan la vida en el pancracio, héroes de carne y hueso.
Durante 83 años el trabajo de esta empresa no solo se lucía en las arenas, también en sus locales de las calles de la Ciudad de México, aledañas a los recintos que dan vida al deporte, pero la inseguridad acabó con la posibilidad de que ellos mismos hablaran de su labor.
Hoy los pioneros de esta bella tradición no pueden expresar lo que sienten, no pueden decir lo que significa crear un nuevo atuendo, máscara, capa, adorno, cada vez que se sientan frente a la máquina donde ensamblan los trozos de piel y tela con colores llamativos que dan forman al alma de cada luchador.
El trabajo que lleva a cabo esta empresa fabricante de personajes ha representado en México una pieza clave para el desarrollo de la lucha libre, por lo que nos dimos a la tarea de encontrar la historia que derivo en esta tradición cultural. Pero debido a la inseguridad sus labios permanecieron cerrados.
Mugs se encargó de buscar a estos mascareros para conocer y difundir cómo llegaba la magia de su mente hasta los cuadriláteros de una tradición mexicana valorada a nivel mundial.
Sin embargo cuando la petición se hizo, la respuesta fue negativa. Lo cual quedó asentado en correos electrónicos donde se entabló conversaciones con los dirigentes de la misma.
La fábrica de máscaras ofrece más que solo un trozo de piel adornado, sustenta su calidad en la tradición que tienen sus diseños en equipo de lucha y sobre todo en ‘tapas’ para los estetas. Ejemplo de lo mismo son los grandes luchadores que han portado sus productos.
El Santo es el luchador más consumido en el país y tal vez el más importante, por lo que se puede presentar como el mayor emblema de lo que esta empresa ha logrado enmascarar.
Pero no solo el Enmascarado de Plata lo hizo, sino luchadores como Blue Demon, Huracán Ramírez, El solitario y Rayo de Jalisco han calzado algún producto de la empresa, figuras del pancracio que son ya parte de la cultura mexicana.
Las obras han traspasado el umbral del deporte, gracias a las películas que en los años 60´s tanto El Santo como Blue Demon se encargaron de estelarizar. Posteriormente fue turno de hombres como Tinieblas y Atlantis de seguir con la línea que entablaron la lucha libre y el cine mexicanos.
Esta capacidad de adaptación para que las máscaras lucieran en la pantalla chica llevó a los modelos a destacar en todo el mundo. Hoy los mercados no solo son en el país, pues las máscaras se venden en México, Estados Unidos y Japón, lugares donde la lucha libre ha penetrado.
La apertura de mercado fue tal, que la empresa comenzó a crear un estilo de venta tradicional, pero con estrategias modernas. Hoy en día, cualquier persona es capaz de tener un diseño de estos mascareros, basta con solicitarla en su tienda. Sin embargo la información sobre su labor no está disponible, la delincuencia los silenció y afectó a sus integrantes y su obra.
No Comment