Por: José Manuel Mota Fernández
La semana pasada se habló acerca de todos los aspectos tanto de la cancha, como de las posiciones de los jugadores que hacen de esta modalidad del futbol, un evento único en este país. Esta semana, toca hablar de lo que le da el color y la picardía al futbol llanero, las cuales son las frases que se utilizan, así como el tipo de personajes que interfieren en el espectáculo.
Las frases que se dicen aquí, son muy peculiares, con unos significados muy simples que muchas veces no necesitan explicación, estas son:
“Hacesela”: Se utiliza comúnmente para pedirle a un jugador que le haga la faena, es decir, una finta a uno de los rivales. Principalmente la grita el que se hace pasar por el entrenador del equipo, a uno de sus jugadores más hábiles, ya que ellos son los únicos capaces de poder realizar un regate, sin sufrir de un desgarre o bien, sin terminar el el piso, por la irregularidad del terreno de juego.
“Mucha bola”: Esta expresión tiene dos aplicaciones, la primera se usa para decretar que un tiro, ya se de corta o larga distancia va a pasar muy, pero muy desviado de la portería de sus rivales, mientras que la segunda es utilizada para celebrar un gol que entró por una de las dos esquinas superiores con las que cuenta la portería.
“A la milla”: Cuando una jugada al ataque no prospera, los defensivos y medios de un equipo, piden que la jugada se ‘desahogue’, es decir que se retroceda el balón a la mitad de la cancha, para tener las posibilidades de comenzar una nueva serie ofensiva.
“Que no se la marquen, profe”: Luego de que un árbitro marca una falta tras escuchar un grito o un reclamo, es evidenciado por el equipo rival, quienes repiten en varias ocasiones esta frase para ver si así el silbante cambia de opinión.
“No te quieras pasar de vivo”: De vez en cuando, un partido de llano no termina en golpes, ya sea porque un equipo perdió y el otro ganó, por recreación o bien, por una dura entrada, que es seguida por esta frase, que la dice el jugador agredido, retando al jugador del equipo rival.
“Dale pal’ taxi”: Debido a que en el futbol llanero el pelotazo es la principal vía de ataque, esta expresión es muy recurrente, ya que la precisión de los medios no siempre es buena y terminan mandando el esférico lejos, muy lejos de los delanteros, por lo que un taxi es necesario para que llegue al balón.
“No paras ni el metro”: Como se mencionó en “La Jerga” pasada, los porteros no son los más hábiles del equipo y casi siempre sufren de sobrepeso para tapar más el arco. A pesar de esto, los goles que consigue encajar el equipo contrario, son casi siempre por culpa del cancerbero, a quien le repiten una y otra vez esta frase. Cuando el error es muy grande, le dicen que “no para ni su órgano reproductor masculino”.
Estas son algunas de las frases que se escuchan con regularidad en el mágico terreno de juego del futbol llanero, con las cuales, esto toma aún más color el partido en cuestión.
Para continuar con los personajes que interfieren con el futbol llanero, existen dos piezas fundamentales para darle aún más vida a este juego, ellos son el árbitro y el los entrenadores que, por cierto, no tienen una relación muy estrecha, ya que en ocasiones son ellos dos los protagonistas de las peleas campales que se suscitan.
El árbitro: Actor medular en este hermoso deporte, con un físico envidiable que no va más allá del 1.70 de estatura, con un uniforme pirata o de la escuela de Ramos Rizo, con un notable sobrepeso que no lo deja hacer bien su labor y con una condición física inigualable que lo mantiene rotando en un mismo lugar.
Debido a todo esto y a la falta de abanderados que le ayuden a hacer bien su papel, se basa en lo que ve desde la mitad de la cancha, que es su lugar favorito para presenciar el portero y corre únicamente para salir a descansar al medio tiempo.
Aquí la relación con los árbitros es muy ríspida, porque tanto jugadores, como entrenadores, no lo bajan de “pendejo” y el central hace exactamente lo mismo, por lo que el intercambio de frases con lenguaje altisonante se convierte en algo cotidiano en el famoso futbol “de barrio”.
El director técnico: Por lo general es el padre de uno de los jugadores, quien no puede participar debido a la falta de condición física que presenta o bien, por el problema que alejó a muchos jugadores de llano sin jugar en la primera división, una lesión de rodilla.
Su amplió conocimiento le permite acomodar a sus jugadores dibujando una cancha en la tierra y ubicando los registros de los jugadores para que sepan en que posición van a jugar, aunque una vez en la cancha estos corran desarmados y olviden su posición.
También es el encargado de mantener motivados a sus jugadores, sin importar el método, es por eso que los hidrata con la deliciosa caguama y les da un poco de aliento con un cigarro en pleno jugo, eso sí, sin que los vea el árbitro central, porque según la FIFA, el consumo de bebidas alcohólicas y fumar en el terreno de juego, está prohibido.
Por situaciones como esta, el futbol llanero es una parte fundamental del deporte mexicano, ya que lo llena de color y alegría, además de que gran parte de los jugadores que están hoy en el máximo circuito, se enfrentaron a este escenario.
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