Por: Redacción/
Entrenar con su equipo multidisciplinario a distancia no ha sido lo más complicado para la mexicana Liliana Ibáñez, lo que más extraña la nadadora es competir en estos días.
“Ya son dos años de ausencia, no saben cómo me hace falta ponerme el traje de baño y los goggles, eso es lo que realmente me hace feliz. La falta de actividad es realmente lo que me preocupa en este momento”, comentó la multimedallista centroamericana en Barranquilla 2018.
Luego de superar la operación en el hombro que la mantuvo en reposo y con la guía de un nuevo entrenador (Brett Hawke), Ibáñez está lista para dar las marcas olímpicas en las pruebas de 50 (24.77s) y 100 metros libres (54.38s).
“Creo que la que más trabajo me va a costar es la de 50 metros porque le bajaron medio segundo y eso es una vida. Confío mucho en Brett y creo que, como especialista en velocidad, sabrá plantear la estrategia correcta.
Recuperarse de una artroscopia fue complicado para Ibáñez, la más rápida en la historia de la natación mexicana.
“No tenía opción porque mi hombro estuvo a punto de zafarse. Es el proceso más complicado y doloroso que he enfrentado, por fortuna creo que me recuperé en tiempo récord (ocho meses) y estoy lista para continuar con mis objetivos”.
En las pruebas de velocidad, relató Liliana, la experiencia funge un papel clave. “Es muy complicado que como novato llegues a unos Juegos y ganes una medalla, creo que haber competido en unos Olímpicos te da cierta ventaja”.
Mientras culmina el confinamiento, la nadadora se prepara en casa con pesas, bicicleta y en ocasiones también renta una alberca.
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