Por Aldo Herrera
La selección de futbol de uno de los países más pequeños de América hizo historia en tierra ajena: el combinado jamaiquino puso a bailar a unos dirigidos por Jürgen Klinsmann que no pudieron con la diferencia de dos goles propinada por los reggae boyz, dejándolos liquidados en el último escalón rumbo a la final de la Copa de Oro 2015.
El Georgia Dome de Los Ángeles fue testigo de una de las sorpresas más grandes del torneo al presenciar la caída por 2-1 del cuadro de las barras y las estrellas. Cinco minutos bastaron a los caribeños para que un cabezazo de Darren Mattocks al ’31, y Giles Barnes con un soberbio cobro de tiro libre al ’36, derrumbaran la corona del -hasta entonces- monarca de la CONCACAF.
La ventaja de los isleños durante el primer tiempo hizo que el equipo se encerrara en su propio terreno durante la segunda mitad del encuentro,intentando cuidar el marcador ante las llegadas de una delantera estadounidense que sorprendió por su falta de contundencia.
La escuadra de Klinsmann tuvo posesión de balón. Sin embargo, los disparos de Bradley y compañía no lograban penetrar las redes de un marco defendido por un Ryan Thompson, quien salió al campo con un par de tréboles de cuatro hojas bajo los guantes. Sólo una falla del mismo guardameta pudo dar la oportunidad a Bradley para mandar el balón a las redes y acortar las distancias por 2-1.
Los locales hicieron de todo para revertir el marcador adverso, pero el futbol y la mentalidad imbatible no les funcionó ante unos jamaiquinos que bajo el mando del alemán Winfried Schäfer quebraron las quinielas, colándose por primera vez a una final de un torneo avalado oficialmente por FIFA.
De este modo, Jamaica se convierte en el primer finalista de la competición espera oponente proveniente del encuentro entre México y Panamá, quedando con la posibilidad de representar a CONCACAF en la Copa Confederaciones Rusia 2017; mientras que los de las barras y las estrellas deberán encarar el encuentro por el tercer lugar de la Copa de Oro 2015.
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