Por: Club Pumas
Los orígenes del Club se remontan a los años treinta. El espectáculo giraba en torno de unos cuantos equipos, la mayoría capitalinos, integrantes de la Liga Mayor: Asturias, América, Atlante, España y Necaxa, que dominaban la escena. En provincia, en las ciudades de Guadalajara, León, Pachuca y Orizaba, aunque no con la misma fuerza, los campeonatos balompédicos cada vez eran más numerosos.
En la Universidad Nacional Autónoma de México, el fútbol ya era popular aunque la pasión se desbordaba en los emparrillados del fútbol americano. Dentro de su calendario deportivo anual, la UNAM organizaba torneos internos –llamados Interuniversitarios– donde competían las Escuelas de Ingeniería, Medicina, Leyes, Ciencias Químicas, Veterinaria, Comercio y Arquitectura. Los clásicos (Ingeniería contra Arquitectura, Leyes contra Comercio y Medicina contra Veterinaria) eran esperados con pasión por la comunidad estudiantil, que no contaba con las magníficas instalaciones de hoy en día.
El deporte, como parte de la formación integral recibida por los universitarios, estaba presente desde entonces, y el balompié se consolidaba poco a poco. Los representativos de la UNAM jugaban en los campos de la fábrica Euzkadi y, en ocasiones, en los feudos del Necaxa, Asturias o el España.
En 1937 se hizo el primer intento serio por ingresar a la Liga Mayor, sólo que el equipo Marte –con dos títulos a su cuenta– ganó ese derecho y el sueño debió posponerse hasta 1954. En esa transición se vivió una época de penurias signada por la falta de apoyo económico, el peregrinar por distintas canchas además de ver partir a los mejores exponentes.
Fue durante la gestión del Rector Nabor Carrillo Flores cuando se presentó la oportunidad de afiliarse a la Liga Mayor, mas no en la Primera División, como se deseaba, sino en la Segunda. Para entonces el representativo de la UNAM se había impuesto en los Juegos Nacionales Estudiantiles y muchos de sus jugadores eran ya profesionales.
La Ciudad Universitaria ya era el centro del saber, la ciencia y la cultura del país, y ahí, en medio del campus, se levantaba desde 1952 el Estadio Olímpico Universitario: la futura casa de los Pumas.
La casa de los universitarios y la enorme cantera que significaban sus estudiantes eran signos de buenos augurios. La prensa nacional opinaba favorablemente sobre la presencia de un equipo universitario y el sueño se cristalizó en agosto de 1954, cuando la Federación Mexicana de fútbol anunció oficialmente el ingreso del equipo de la UNAM.
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