Por: Redacción/

Desde niña, Lucía Hernández tenía claras dos cosas: quería ser policía y boxeadora. El ejemplo lo tuvo en casa, pues su padre y uno de sus hermanos combinaron la pasión deportiva con el servicio policial.

La “Maravilla”, como conocen en el ámbito pugilístico amateur y profesional a Lucía, entrena todos los días. Sale a correr, salta la cuerda, hace sombras frente al espejo y golpea sacos. Todo el esfuerzo ha sido reconocido con ocho títulos amateur y uno profesional avalado por el Consejo Mundial de Boxeo.

A sus 27 años la meta está casi cumplida. Forma parte de las más de 7 mil 300 mujeres policía que trabajan en la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), y es la primera en representar a la institución en este deporte. A la par, estudia la maestría en Ciencias Forenses.

POLICÍA POR VOCACIÓN

Lucía ingresó a la Universidad de la Policía de la Ciudad de México en 2010. Tenía 18 años y aún sorteaba los cuestionamientos familiares por querer pertenecer a un “ambiente de hombres”, como le decía su padre; sin embargo, su convicción ganó.

“Llegué a inscribirme a escondidas –dice Lucía– mi papá fue policía y tengo un hermano que también lo es, y me llamaba mucho la atención, pero mis papás no me dejaban, decían que no era un ambiente para mí, que no iba a aguantar. La verdad fue difícil, pero aguanté por orgullo y porque de verdad quería esto para mí”.

La “Maravilla” Hernández tenía en mente ser la mejor, destacar incluso desde estudiante. Quería mostrar que ser mujer u hombre no significaba ninguna diferencia, independientemente del área a la que fuera asignada.

Tras laborar en varios espacios de la Secretaría de Seguridad Pública, actualmente es Policía Segunda adscrita a la Dirección de Promoción Cultural, Social y Deportiva, y se desempeña como activadora física, trabajo con el que busca contagiar a los uniformados su amor por el deporte y disciplinas como el box y atletismo.

En la corporación pertenece al grupo Atlas, encargado de diseñar e implementar actividades físicas para policías y personal administrativo de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC).

“Nuestra labor es dar instrucción física a los policías, ya que su labor requiere de mucha condición, además de que los ayudamos a liberar el estrés del trabajo para que mantengan un buen estado de salud”, explica.

SUBIRSE AL RING

Además de su trabajo en la Secretaría, Lucía “Maravilla” Hernández se pone los guantes cada mañana para entrenar. En el boxeo, su meta es ser campeona del mundo.

Maravilla forma parte del “cuadro de honor” de la Secretaría, pues su carrera deportiva incluye 83 peleas amateur ganadas y 10 a nivel profesional, un campeonato nacional, trofeos en torneos representando a la Secretaría de Seguridad Ciudadana y el cinturón de la OMB en la división paja categoría femenil, que ganó en julio de 2017.

Por ello, una de sus fotos está colgada en el Museo del Policía, en una sala dedicada a deportistas miembros de la institución, en donde además está enmarcado uno de los conjuntos con los que ha peleado: un short y un top con los colores y diseño de una superheroína: la Mujer Maravilla.

Además del deporte y el trabajo, Lucía se ha preocupado por su crecimiento académico, con lo que cumplió, también, uno de los ideales de su familia: que tuviera una licenciatura. Su formación incluye una carrera en Criminalística y actualmente estudia la maestría en Ciencias Forenses.

“No ha sido fácil coordinar todas estas actividades, pero trato de llevar un orden para que todo salga bien. A veces todo se complica y es como cuando estoy en el

ring y mi contrincante busca el hueco para darme un gancho al hígado, en ese momento aplico una estrategia y hago sentir mi poder a la contrincante antes de efectuar mi nocaut. Lo mismo pasa abajo del cuadrilátero, en la vida”, explica entusiasmada.

La “Maravilla” Hernández, considera que ha tenido gran apoyo por parte de la Policía en su desarrollo profesional y espera seguir adelante, pues para ella el servicio público en la SSC es una vocación y se siente orgullosa de ser una mujer que representa a la institución como trabajadora, estudiante y deportista.

“Quiero seguir aquí por muchos años, tengo la camiseta puesta y voy a buscar el grado, ascender y tener más oportunidades. Mi meta es noquear los estigmas que se tienen respecto a las capacidades de todas las mujeres, para que cualquiera pueda dedicarse a lo que más desea en la vida, como yo lo hice cuando decidí ser policía”.