Por: César Cuervo
No es secreto para nadie que el alero, LeBron James, tiene una deuda con la ciudad de Cleveland y, en particular, con su equipo, los Cavaliers. LeBron fue drafteado en la primera posición del Draft del 2003 por encima de jugadores como Carmelo Anthony y sus ex compañeros en Miami, Chris Bosh y Dwayne Wade. El nacido en Akron, Ohio, llegó a la NBA directamente desde la preparatoria como lo hizo Kobe Bryant en su momento.
Desde que James empezó a brillar en el “High School” cuando estudiaba en una preparatoria de su ciudad natal llamada St. Vincent St. Mary, ya se le comparaba con un tal Michael Jordan. La prensa seguía los partidos de su equipo y los estadios se llenaban para ver a la futura estrella de la NBA.
Cuando LeBron James llegó oficialmente a la liga con Cleveland, todo parecía idóneo y perfecto para que brillara, y efectivamente lo hizo. Sin embargo, James prometió darle un título a un equipo que se desempeña en una ciudad eternamente perdedora como lo es Cleveland. Hasta el momento, esta promesa sigue sin cumplirse y una serie de travesías han ocurrido a lo largo de los ya 13 años que cumplirá en la liga.
LeBron llegó al equipo que prácticamente es de su casa, Akron se encuentra a 63 kilómetros de Cleveland y todo fue como de cuento de hadas. No obstante, los resultados nunca llegaron durante su primera instancia en la franquicia de su tierra, si puso a los “Caballeros” en la pelea constantemente en la postemporada, pero el título prometido no llegó y no ha llegado.
Después de tres años en la NBA, LeBron llevó a su equipo a unas Finales en las que no pudieron meter ni las manos ante unos San Antonio Spurs muy bien armados. James promedió 22 puntos, 7 rebotes y 6.8 asistencias durante esa serie que perdieron, buenos números pero sus compañeros quedaron a deber. Se podría decir que empezaba la desesperación de verse sólo en la cancha. Un año después, cayeron en semifinales de Conferencia ante los Boston Celtics.
Era ya 2009 y el llamado “King James” atravesaba su sexta temporada en la liga y sólo había llegado a unas Finales en las que fue barrido. En esa temporada llegó a las Finales de su Conferencia y perdió ante el Orlando Magic de Dwight Howard. James, al terminó del sexto juego en el que quedaron eliminados dijo: “Es duro para mí felicitar a alguien con el que acabas de perder. Soy un ganador. No es ser un mal deportista ni nada por el estilo. Si alguien te gana, no vas a ir a felicitarle… Soy un competidor. Eso es lo que hago. No tiene sentido para mí ir y estrechar la mano de alguien”.
Claramente la frustración por no poder conseguir un título seguía en aumento, y un año después, en el 2010, cuando los Cavaliers quedaron eliminados en Semifinales de Conferencia ante los Celtics, LeBron decidió dejar la institución a la que le prometió un título cuando llegó en 2003, siete años antes. El alero argumentó que él quería ganar títulos y en Cleveland no había estado cerca de conseguirlo. ¿Dónde quedó la promesa “Rey LeBron”?
James recaló en Miami por cuatro años, en los que ganó dos anillos de la NBA viendo de lejos la desesperación que una ciudad como Cleveland atravesaba. Sin equipos ganadores, sin figuras mediáticas, el estado de Ohio observaba a la distancia como su “ídolo” levantaba campeonatos mientras ellos se hundían en la mediocridad.
Pese a ello, la esperanza volvió. LeBron James terminó su contrato con el Heat en el 2014 y decidió firmar como agente libre con el equipo de su tierra. Las rencillas se olvidaron, los jerseys con el “23” quemados en el 2010 se dejaron en el pasado y la economía floreció como nunca después de que el “Rey” anunciara su regreso a Cleveland. Se vendían camisetas en todos lados y había mucho más trabajo que antes, se le perdonó la traición.
Tras un año de su regreso a los Cavaliers, James llevó a su equipo a otras Finales de NBA que terminaron por perder 4-2 ante los mismo Warriors. Mermados por lesiones y con jugadores sin nivel para disputar una serie de esa trascendencia, los “Cavs” se fueron con la cabeza en alto ya que vendieron cara su derrota. Pero el título sigue sin llegar.
El día de hoy Cleveland tiene revancha. Y no la franquicia de baloncesto, sino la ciudad como tal. Años de frustraciones tras frustraciones han llenado a una ciudad perdedora por naturaleza. Sin embargo, el día de hoy, esa ciudad se escuda en su llamado “Rey”, quien tiene una deuda pendiente con su “Caballeros”.
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