Por: Luis Fernando Meneses
En las pasadas elecciones, fueron diversas las personalidades deportivas y del mundo del espectáculo, que intentaron conseguir un puesto en la política mexicana, situación que algunos partidos políticos aprovecharon por la popularidad de las figuras. Uno de ellos fue el ex futbolista Cuauhtémoc Blanco, quien fue electo como alcalde de Cuernavaca.
Blanco Bravo, se caracterizó durante su carrera deportiva por estar envuelto en diversos escándalos que pusieron en duda su ética profesional. Conatos de bronca, agresiones y amenazas e inclusive ser sorprendido fumando durante la concentración de la Selección Mexicana, previo al Mundial de Sudáfrica en 2010, son parte de su oscuro historial.
Sin embargo, durante sus 23 años en las canchas, jamás había tenido un conflicto de la dimensión al que enfrenta ahora que funge como Alcalde de Cuernavaca con el gobernador de Morelos, Graco Ramírez.
El conflicto se originó el pasado dos de enero, cuando la entonces alcaldesa de Temixco Gisela Mota, fue asesinada apenas un día después de tomar el cargo. Ante esta situación, Graco Ramírez aseguró que no iba a ceder ante ante el crimen organizado y que ordenaría de inmediato que todos los municipios de Morelos contaran con el Mando Único (MU).
Ante tal intención, Cuauhtémoc Blanco, aseguró que no aceptaría que el MU trabajara en Cuernavaca, pues la población le había manifestado que los resultados bajo este tipo de seguridad habían sido malos, y por tanto, respetaría la voz del pueblo.
A partir de entonces, comenzaron las declaraciones de ambos lados negativamente. Graco Ramírez acusaba a Blanco de ser manipulado por la delincuencia organizada para no aceptar el Mando Único, además de recibir amenazas por el mundialista mexicano. En tanto, el originario de ‘Tepito’ pedía que no se hicieran falsas acusaciones a su persona, pues nada de lo que decían era cierto.
Esta vez no era un problema a los que estaba acostumbrado el capitalino, pues la decisión no sólo afectaba a su persona o a un club como máximo, esta vez podía afectar a todo un municipio. Quizá comprendió lo grave del caso y terminó por aceptar que el MU se hiciera cargo de la seguridad de Cuernavaca.
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