Por: Iudex/
No estoy hablando de los fantasmas que persiguen a la Selección Mexicana prácticamente desde el Mundial de 1986, me refiero a uno de los puntos que más polémica han desatado en el presente torneo del futbol mexicano, principalmente, en las dos jornadas más recientes.
Los problemas en este rubro son muy grandes, no hay homogeneidad entre los centrales, es decir, cada quien interpreta las acciones con un punto de vista completamente diferente y, a la larga, llegan las inconformidades que rondan siempre el: “¿Por qué el sí me la marcó y tú no?”.
Pero lo que es aún peor es que las señalizaciones cambien en un mismo árbitro, ¡en un mismo partido! Solamente hace falta ver el partido pasado entre Lobos BUAP y Cruz Azul, cuyo desarrollo estuvo en las manos del novato silbante, Diego Montaño Robles.
Hay que rescatar dos jugadas puntuales. Primero, la del minuto 44 en el área del equipo local. Édgar Méndez fue derribado sobre la línea del área grande y, como se debería entender que es parte de la zona penal, se debió marcar el tiro libre directo, dentro de “la caja”.
Sin embargo, una gran confusión entre Montaño Robles y Juan Maya, abanderado dos, le quitaron la posibilidad a los visitantes de igualar el partido en la parte final del primer tiempo, pero, gracias al nerviosismo y falta de concentración, se fueron en ceros al descanso y, evidentemente, hasta el final del partido.
Además, para que los licántropos consiguieran el 3-0, otro error, en una jugada muy, pero muy similar, le regaló un penal a los poblanos. En esta ocasión, al 71′, José de Jesús Corona se barrió fuera de su zona penal y derribó a su rival, pero Montaño Robles, consciente de que se había equivocado en el primero, intentó compensar su trabajo, ahora con una decisión, que para él, era correcta.
Debido a la rapidez de la jugada, la lejanía que tenía de la misma y una precipitada decisión, le dio una oportunidad inmejorable a los Licántropos, quienes encontraron el 3-0 en los pies de Julián Quiñones.
Lo malo es que no ha sido cosa de una sola jornada. Tenemos el antecedente de la fecha 10 cuando se le regalaron dos penales a los cementeros, para que éstos pudieran sacar tres puntos más en contra de los Gallos Blancos de Querétaro, que se quejaron amargamente del arbitraje.
Tampoco es cosa de este torneo, ni del cambio en la dirección en la Comisión de Árbitros. A todos, ya nos quedó muy claro que los penales no son la parte fuerte del futbol mexicano.
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