Por: Iudex/
La madrugada del sábado 30 de enero se presentó un caso sin precedentes en el futbol mexicano, un episodio desagradable que terminó con la vida de José Valdemar Hernández, un árbitro del sector amateur que se desempeñaba como central en Xalapa, Veracruz.
No se tienen muchos detalles de lo que sucedió, solamente se sabe que un pseudo-futbolista arremetió contra él para golpearlo en la cabeza. Horas después, a través de la Asociación Mexicana de Árbitros Profesionales (AMA), se dio a conocer que había fallecido por un traumatismo craneoencefálico.
Una vez más, la AMA es la que se hace presente para hacer que se respeten los derechos de todos silbantes en las diferentes categorías, ya que, hasta este momento, la Comisión de Árbitros, presidida por Arturo Brizio Carter y la Comisión Disciplinaria de Eugenio Rivas, no se han proclamado al respecto.
Ahora viajemos al pasado, al inicio del Apertura 2017 cuando se decidió quitar la palabra “Agresión” de todos los reglamentos de la Federación Mexicana de Futbol y con ello, se fueron todas las sanciones que correspondían a este rubro, que es más complejo de lo que parece.
Cabe recordar que ningún árbitro puede anotar en la cédula arbitral una “agresión”, porque los altos mandos del arbitraje prefieren analizar ese tipo de situaciones en privado y después de una no tan exhaustiva revisión del caso, dan a conocer el castigo para el culpable.
Pero esto no les ha funcionado en ninguno de los casos, basta con ver lo que pasó a mediados del Clausura 2017 cuando dos árbitros fueron “atacados” por jugadores y al no poder registrar la agresión en el documento que se entrega a la FMF, las cosas no salieron como querían.
Pablo Aguilar, ahora de Xolos, y Enrique Triverio de Toluca fueron suspendidos por uno o dos partidos, la AMA se interpuso, los castigaron por un año y después entró el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAD), para reducir el castigo a 10 y ocho partidos respectivamente, ¿por qué?, porque el acto no estaba asentado en el acta.
Parece ser que los altos mandos del arbitraje mexicano intentaron solucionar los problemas de la manera más sencilla que se les ocurrió y a todos ellos les quiero decir: Borrar las “agresiones” de todos los reglamentos, no las va a borrar de los terreno de juego.
Es momento de exigir un trato justo y mejorar las condiciones laborales de todos los árbitros, sin importar el sector en el que se desempeñen. También es hora de que los jugadores y clubes dejen de responsabilizar a los colegiados de las desgracias que les puedan llegar a pasar.
Sí, los errores existes y el arbitraje mexicano está en uno de los peores momentos de la historia, sin embargo, eso no le da permiso a nadie de intentar solucionar los problemas o equivocaciones a través de la violencia, porque eso no los va a llevar a ningún lugar.
No queda nada más que lamentarnos, desearle pronta resignación a los familiares de José Valdemar Hernández y esperar que las autoridades correspondientes tomen cartas en el asunto y se resuelva lo más pronto posible.
#NoMásViolencia
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