Por: Iudex
Sorprendentemente en esta jornada, el arbitraje no dio de que hablar, todos los silbantes se portaron de buena manera, no se precipitaron en sus decisiones y llevaron a buen puerto sus partidos. El único que tiene una jugada digna para analizar, es el partido entre Monterrey y León, en el cual Edwin Cardona se fue expulsado.
El polémico jugador de los Rayados, que no entraba en planes de Antonio Mohamed, recibió la oportunidad de comenzar como titular, cosa que desaprovechó totalmente y es que al minuto 21 de la primera mitad, su falta de control y agresividad lo llevó a abandonar el partido de manera prematura, por una jugada digna de expulsión.
Cardona intentó ganar un balón arriba y, al ver que no podía ganarlo, levantó su codo derecho e hizo contacto en el rostro del jugador de los ‘Panzas Verdes’, y más adelante, le reclamó a Jorge Antonio Pérez Durán, árbitro central del partido, porque según él, no tuvo nada que ver con el contacto en la cara de su rival.
Las imágenes hablan por si solas y habrá que esperar la sanción de la Comisión Disciplinaria, que no irá más allá de un partido, los cierto es, que si se juzga a precisión como se debería, podría irse suspendido hasta dos juegos, por juego brusco grave y por agresión, esto debido a que no tenía posibilidad alguna de jugar el balón y procedió al golpe en el rostro de su rival.
Una cosa más, la cual considero ridícula, es la disculpa de Cardona con su afición por “una injusticia del ábitro” y argumentó que intentó poner su granito de arena para poder ganar, más después de no haber sido titular por seis meses. Lo único cierto es que su entrada es cobarde, ridícula y sí, meritoria de cartón de expulsión.
Las lágrimas fueron solo un reflejo de su baja futbolística, de la impotencia y porque la afición ya le dio la espalda y él ya lo sabe, aunque el diga que fue por una injusticia, no es así, las evidencias son claras, levantó de más el brazo y, con lujo de violencia, agredió a su oponente.
Solo queda congratular a Pérez Durán y a sus asistentes, que le ayudaron a tomar la decisión correcta, además de que la proximidad del central le permitió ver lo que en realidad había pasado. Así Pérez Durán prueba una vez que controlar un partido no se hace a base de tarjetazos, estos tienen que salir cuando en verdad sea necesario y no por un capricho.
Bien hecho Durán y a todos los árbitros, se extrañaba un arbitraje de calidad, en medio de una crisis que azota a nuestro futbol.
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