Por: Redacción/
María Martha Valentina Castro es uno de los pilares de la danza en nuestro país, dueña de una destacada trayectoria artística marcada por su paso por los ballets Mexicano y Nacional, además de una labor docente realizada en diversas instituciones dancísticas en las que ha formado y dejado huella en múltiples generaciones de alumnos.
Este domingo 19 de enero, la bailarina celebra su 85 aniversario. Entregada al arte de la danza desde joven, su vida está colmada de experiencias y anécdotas imborrables. Su padre, a quien califica de excelente bailarín y quien le enseñó sus primeros pasos de danzón, tango y vals, solía decirle: “Tienes que ser como el agua que toma la forma del vaso que la contiene”.
Valentina Castro nació en Amecameca, Estado de México, el 19 de enero de 1935. A los siete años partió con su padre a la ciudad de Puebla. En 1947 ingresó junto con su hermana a la Escuela Nacional de Danza Nellie y Gloria Campobello del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), donde también se desarrolló como docente.
“La vida de Valentina Castro es de gran importancia para la reconstrucción de la historia de la danza en nuestro país. Sus experiencias contribuyen a dar forma al desarrollo de este arte en México, primero de la danza moderna con influencia nacionalista y luego de la danza contemporánea”, señaló la investigadora María de Jesús Ángel Rodríguez en su texto Valentina Castro y el desarrollo de la danza en México, publicado en el libro Lazos y ecos de la obra de Miguel Covarrubias. Arriaga, Castro, Sagaón.
“Su interés por la constante actualización la llevó, junto con un grupo de bailarines, a la apropiación de diversas técnicas; a ponerse a la vanguardia en cuanto a montajes escénicos se refiere. Incluso en solitario, consolidada como ejecutante y docente, se ha mantenido activa durante un largo periodo, por lo que indagar y recrear su vida nos permite conocer diferentes momentos de la danza en México”, afirmó.
En su actividad dancística, la maestra Valentina Castro recibió la influencia de destacados exponentes del arte del movimiento como Nellie Campobello, Alicia Alonso, José Limón, Martha Graham, Doris Humphrey, Xavier Francis, Anna Sokolow, Guillermina Bravo y Ko Murobushi, maestro, coreógrafo y bailarín de danza butoh.
Mientras José Limón la deslumbró con su cuerpo atlético y piernas musculosas, y por ser “un bailarín que nunca estaba cansado”, de Alicia Alonso la sorprendía su disciplina de hierro y tenacidad para hacer con su cuerpo lo que deseaba.
Especial recuerdo tiene de su último maestro, Ko Murobushi, bailarín y coreógrafo de danza butoh, con quien interpretó algunas de sus coreografías y aprendió que un bailarín debe fluir, tener imaginación y sensibilidad.
Además de su labor docente en la Escuela Nacional de Danza Nellie y Gloria Campobello, también impartió clases en la Academia de la Danza Mexicana, el Ballet Folklórico de Amalia Hernández y la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey.
Formó parte del Ballet Mexicano (1950-1960) y del Ballet Independiente, del que fue miembro fundador (1967-1971). También fue cofundadora del Grupo Expansión (1973-1978) y fundó su propia compañía: Valentina Castro Danza-Teatro Mexicano, que laboró de 1978 a 1992.
Obtuvo el Premio a la Docencia Académica del INBAL, el Premio Nacional de Danza Contemporánea José Limón y fue calificada como Patrimonio vivo de la danza mexicana en el Encuentro Nueva Danza, Nueva Música.
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