Por: Sharon Alcántar y Melisa Medina
Cada seis años, el primero de diciembre ocurre la transición del poder ejecutivo en nuestro país. Sin embargo, hoy es un día histórico para los mexicanos, pues Andrés Manuel López Obrador recibió de Enrique Peña Nieto la banda tricolor que lo acredita, después de 12 años de campaña, como el Presidente Constitucional.
Este acontecimiento marca un parteaguas, la percepción que se tenía de clase política cambia, lugares exclusivos abren sus puertas a los ciudadanos. Así lo hizo la ex Residencia Oficial de los Pinos que desde hoy se convierte en un recinto cultural.
Cientos de personas llegaron de diferentes partes del Área Metropolitana para presenciar la transmisión del poder en una de las dos pantallas que fueron colocadas en los jardines. La esperanza de la Cuarta Transformación se les nota en el rostro, en las manos. Lo manifiestan con lágrima y cánticos que suenan “AMLO Presidente”, “Sí se pudo”. El más ruidoso: “Es un honor estar con Obrador”.
Es tal la emoción que se escucha a un joven comparar el momento con la caída del Muro de Berlín. Otros, a pesar de las críticas, gritan que Nicolás Maduro es bienvenido y vitorean.
Están reunidos, ven y escuchan atentos, ríen cuando el ex presidente Peña es encontrado por las cámaras. Los insultos sobran y la felicidad colectiva no alcanza.
Otros, recorren los pasillos de lo que fue la casa donde vivieron 14 ex presidentes, desde Lázaro Cárdenas hasta Enrique Peña Nieto.
Salones de pisos de mármol, con ventanales que ocupan más de la mitad de las paredes. La casa Miguel Alemán, por ser la más grande y ostentosa es considerada la principal, ademas de albergar la oficina presidencial donde Fox, Calderón y Peña Nieto desempeñaban sus labores.
Al entrar, te recibe un piano negro, en la planta baja no hay ningún salón que no tenga sillones de todos tamaños y colores. Por su arquitectura circular, todas las puertas son entradas y salidas que te llevan al centro de la casa. Al subir a la planta alta te encuentras con las recámaras vacías distribuidas a los costados. La recamara presidencial te lleva al balcón donde la vista es una palmera y puedes observar los jardines verdes, también fuentes. Todo está conectado.
Al bajar unas angostas escaleras, llegas a la sala de cine privada y el búnker, donde el presidente en caso de peligro inminente contaba con un closet y una sala parecida a la de las películas hollywoodenses donde el jefe de estado controla las crisis mundiales.
Un salón donde solo quedó la alfombra, personal de la Policía Militar dice “Era de los trabajadores pero les gustaban tanto sus muebles que hasta se los llevaron”, refiriéndose a los que ayer se mudaron.
Una señora expresa que la apertura del lugar es bueno porque “a parte de vivir a los alrededores, no sabemos ni qué hay adentro”.
Se fueron unos y llegaron miles. Después de la ceremonia, los jardines se llenaron de personas ansiosas por recorrer los interiores de las tres casas abiertas: Lázaro Cárdenas, Miguel de la Madrid y la ya mencionada, Miguel Alemán.
Sabíamos de la existencia de este emblemático lugar, ahora lo conocemos.
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