Por: Redacción
Cuando el lector tenga en sus manos la novela Todos me llaman pelmazo no debe pensar que en sus páginas va a encontrar una historia protagonizada por personajes comunes, sino todo lo contrario.
Notará que se trata de un libro con historias sin anécdota, que se sostiene por la articulación de ideas que rayan en el absurdo y con personajes que están locos o tienen un problema mental cuyos deseos siempre están corrompidos por la naturaleza obsesiva y sus inclinaciones disparatadas.
“Es un proyecto narrativo que tiene el propósito de desvincular la arrogancia racionalista. No me interesa fotografiar la realidad, sino hacer una radiografía que ponga en evidencia el mecanismo interno: todo está fracturado.
“Me parece que el mundo está destrozado por dentro, pero se guardan formas y estructuras brillantes por fuera. No ha funcionado, hasta ahora, nada de lo que se prometió en el proyecto humano. El positivismo, se supone, nos llevaría hacia el progreso y no veo nada de eso aquí”, destacó en entrevista Franco Félix.
El escritor y editor sonorense añadió que Todos me llaman pelmazo es un proyecto que desarrolla como becario del Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico (PECDA) en la categoría de Creadores con trayectoria y se trata de una novela polifónica que “imprime el mapa de una ciudad extraña mezcla entre Buenos Aires, Ciudad de México y Hermosillo”.
El Premio Binacional de Novela Joven 2015 Frontera de palabras/Border of words por Los gatos de Schrödinger agregó que su libro es protagonizado por diversos personajes, entre ellos El Chakras, un skinhead ilustrado que quiere matar a Slavoj Žižek, un asesino free- lance y Tom y Jerry, un vagabundo con dos caras.
“La novela muestra una mezcla de personajes histéricos que revelarán una brutal certeza: el deseo es un apetito muy peligroso. La trama: un paciente de hospital psiquiátrico obsesionado con las narices y un detective trastornado con las momias, tratan de desmantelar una secta secreta de practicantes de yoga, una organización sanguinaria de asesinos que limpian la ciudad incinerando a indigentes”, relató el novelista de 35 años de edad.
El autor de Éste no es un tatuaje, Yo soy el verdadero Thomas Pynchon, Dolor de cabeza en Bagdad, La guanteleta de Freddy Krueger y Kafka en traje de baño, relató que su libro está basado en un suceso: patear a un ratón.
“No creo en la inspiración. Pero sí en los motivos. Una vez mi amigo Óscar Benassini, Iván Ballesteros y yo, pateamos el trasero de un ratón que comía en la banqueta un elote. El roedor salió por los aires y cuando cayó, desconcertado y molesto, buscó su venganza. No era un ratón miedoso, sino lo contrario, arrojado y valiente.
“Nos confrontó furioso, intentó seguirnos por Eje Central para hacer algo, mordernos, contagiarnos de rabia. Me pareció que su enojo se debía no sólo porque habíamos interrumpido su comida, su tranquilidad, sino porque había tenido un mal día. Ese suceso es medular en la novela. El skinhead patea al ratón y se despliega el universo de reflexión”.
Finalmente, el becario de Jóvenes Creadores (2011-2012) y de Residencias Artísticas México-Argentina (2014) del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes pormenorizó que esta novela la lleva trabajando cerca de un año y estará lista para finales de 2016.
“Hasta el momento van 180 páginas. Creo que Todos me llaman pelmazo alcanzará las 300. Recientemente terminé otra novela titulada Los amos del universo. Espero que salga a mediados de año. Es sobre dos millonarios excéntricos que tienen como objetivo asesinar, en el universo simbólico, a Ronald McDonald”.
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