Por: Meztli Vázquez
Igacio López Tarso, Manuel El Loco Váldez y Sergio Corona se alternan en el escenario para crear una obra entrañable bajo la dirección de Salvador Garcini.
Enmarcados en el mismo gusto por el vals El Aeroplano, dos personajes que desde jóvenes compartieron experiencias en diferentes etapas de su vida, empiezan a hacer un breve recorrido por su vida.
Desde la butaca somos testigos de una fuerte muestra de cariño y lealtad entre dos viejos amigos que intentan tomar con un poco de humor las cosas buenas y malas que, como a todos los humanos, el tiempo hizo que experimentaran.
Desde la irremediable despedida de sus respectivas parejas, hasta las aventuras deportivas que por poco desembocarían en el estrellato internacional de Francisco, encarnado por el actor Ignacio López Tarso, quien a causa de una lesión, después de muchos años aún padece las consecuencias físicas en una de sus rodillas y desde entonces enfrenta problemas al caminar.
Por otro lado, la vida de Cristo ha sido diferente en cuanto al desarrollo personal se refiere pues cada uno educó a su manera a sus hijos y éstos a sus nietos por lo que él en especial no ha sido tan favorecido en lo que al aspecto de tomarlos en cuenta para decisiones personales se refiere.
La puesta lleva más de 300 representaciones y estará en cartelera por lo menos lo que resta de este mes y en noviembre.
Está de más reiterar que es recomendable no sólo por la énfasis que hace a valores como la lealtad y la reciprocidad sino para entender que en la vida hay cosas más importantes por las cuales preocuparse que los pequeños problemas que resolvemos cotidianamente.
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