Por Vicente Flores (parte 3)

Muchos medios lo informaron así: Retienen a reporteros en San Mateo del Mar, la noticia surgió en marzo de 2013. Entre las personas que fueron privados de su libertad por más de tres horas se encontraba la reportera Rosa Rojas y el fotógrafo Francisco Olvera.

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Ambos se encontraban realizando un reportaje sobre el parque eólico en el municipio San Dionisio en la Barra Santa Teresa, Oaxaca. Sin embargo, pobladores de la comunidad Laguna Santa Cruz, estaban en contra de la instalación de cualquier aerogenerador por lo que habían generado bloqueos en las vías principales.

“Llegamos al punto, ahí estaba el bloqueo, pero desde que llegamos, observé que la gran mayoría de los que estaban en la carretera traían equipo de radiocomunicación, eso me brincó, no es común.

Señala que tanto Rosa Rojas como él tenían permiso para trabajar en la comunidad, pero ante la negativa de los pobladores a hablar sobre su postura sobre el parque eólico, decidieron dejar el estado.

“Íbamos saliendo por una carretera de terracería para regresar a Salinas Cruz, Oaxaca. En eso vienen dos camionetas de la policía ministerial y nos paran. Yo venía manejando. Se cruza una ante nosotros y la otra se pone a lado. Entonces dice Rosa Rojas: híjole, nos van a retener, a lo que respondo ¿pero a retener por qué?” preguntó Francisco.

Los agentes le pidieron a los enviados de La Jornada a que regresaran al pueblo y le explicaran las razones de su estancia a los pobladores. Los bajaron del vehículo y les pidieron que les mostraran  todo su equipo.

“Ya con esta actitud, y sobre todo, dos o tres habitantes que se acercaron demasiado y tenían aliento alcohólico, sabes que esto no va a estar bien. Guardaba la calma, sí, pero en el fondo estaba muy nervioso, empecé a entrar en pánico, estaba llegando gente, ‘dijeron: ¡ah periodistas!’ y algo más en su lengua. Lo único que entendí era la palabra periodistas”.

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Muchas veces los cuestionaron. Quiénes eran. De dónde venían. Eran amenazados por los pobladores, que estaban armados,  “era difícil mantener la calma”.

Antes de dejarlos libres, obligaron al fotógrafo a borrar las imágenes que había obtenido y Rojas a que escribiera justo lo que los pobladores le dijeran.

“Fue un momento muy denigrante, complicado para nuestro trabajo, que te dijera qué es lo que tenías que escribir, porque estaba en juego tu integridad. No la vida, tu integridad en ese momento” añadió Francisco Olvera.

“¿Me ha desmotivado? No. Ya hubiera renunciado. Sigo aquí. Creo que seguiré hasta el último día de mi vida.

Las peripecias del fotógrafo

“Dices con mucha fascinación: el olor de los químicos es muy romántico, pero cuando te ibas  de viaje a ver si lo era: cargabas con maletas que pesaban 25 kilos: químicos, ampliadora, a parte, tu maleta de ropa, tu equipaje, a parte tu equipo de fotografía. Uno tenía que cargar con 100 kilos de equipo” dice Francisco Olvera, con nostalgia.

Cuenta que cuando salía de enviado a alguna  parte, lo primero que había que buscar en el hotel donde se hospedara era el teléfono, ya que sólo así y junto a una máquina llamada IFax podría enviar las fotografías.

“Lo más importante es tu laboratorio. Se hacía en el baño. En el equipaje llevabas los todos los materiales, pero además necesitabas, cortinas negras, para tapar las ventanas.

“En una ocasión, por accidente, dejé la puerta entreabierta. La mucama  entró y se sorprendió al ver lo que estaba haciendo en el baño, por lo que llamó al administrador del hotel.

“‘Señor Olvera. Me dijeron que usted está haciendo algo extraño en el baño, dijo el dueño del hotel,  ¿va a hacer algún tipo de misa negra?’. Me corrió, pensó que les iba a incendiar el inmueble.

“Todas esas cosas se tenían que hacer. Ahorita lo maravilloso del internet es mandar inmediatamente”.

Lo que me falta es tiempo

Después de un premio Nacional de periodismo, después de trabajar en La Jornada desde 1995. Después de vivir experiencias emocionantes, Francisco Olvera afirma que lo único que le falta es tiempo.

“Yo quisiera que se prolongara mucho tiempo la existencia, pero no es así. Quisiera regresar el tiempo, el reloj, pero sin lugar a dudas eso sí, quisiera seguir siendo fotógrafo.

“Si me preguntas, volverías a ser fotógrafo, diría que sí. Me cuidaría más, pero qué me falta: tiempo. Me va a faltar tiempo, no sabes, ahora disfruto mucho más mi trabajo, siempre lo he disfrutado, pero ahora lo valoro más, cada orden que me ponen trato de imprimir todo lo que tengo, todo lo que me resta”.