Por: Gabriela Espinoza
Un bolero para Arnaldo “es un retrato de Rubén Cortés y la relación con su padre Arnaldo. Una aproximación con el lugar de su origen, Cuba, país que vivió el proceso de desencanto con una apuesta política que suprimió las libertades”, aseguró el periodista Rafael Pérez Gay, quien dio inició a la presentación del libro en el piso 51 de la Torre Mayor.
El libro de Editorial Cal y arena, trata de la agonía del padre Rubén Cortés “una persona que a las 74 años se cansó estar despierto, un hombre que antes andaba en bicicleta, fumaba tabaco y no habanos, que nació en 1938”, mencionó José Woldenberg, al leer un fragmento del libro:
“Llevaba en la cintura un cuchillo con vaina de cuero y era dependiente sin rubro de su mujer, a pesar de ser un macho hecho y derecho, no tenía preparación académica, pero si sentido común, jubilado a edad temprana, por la aspiración de la mina de un polvillo mortal se quedó a cuidar vacas”.
Prosiguió: “hijo de un cubano alejado del estereotipo, un viejo que no bailaba y no tomaba ron, que no le gustaba la fiesta, Rubén Cortés salió emigrado de Cuba el 15 de Octubre de 1995, partió convencido que no quería regresar a la isla, pero sí de ir de vez en vez a visitar a la familia. 18 años después, el 30 de enero de 2014, abandonó Cuba como exiliado, sin ninguna línea que lo atará a su país de origen”.
Rubén narra este momento de su vida de la siguiente manera, citó Woldenberg:
“Considere que a los treinta años me esforzaba y conseguía amar otra tierra, podría limpiarme de la viscosidad utópica y dejar de ser un mono con la bisagra en la nuca para sentir y con dos platillos en la manos aplaudir. En ese tiempo me hice más mexicano que cubano, más ceremonioso que efusivo”.
Comentó que se involucró en la vida periodística y política de su patria, perdió la esperanza de una cambio en Cuba, sobre todo logró rencontrarse con toda su familia lejos de la isla, en Miami y México, por lo que hace “una crítica del ambiente viciado en Cuba, trata de evitar la gran utopía de la revolución, convertida en una dictadura, la añoranza de un pasado lejano de la libertad de prensa y de procesos electorales”, Rúben lo narra de siguiente forma:
“La gran utopía saco lo peor de los cubanos, al obligarlos a luchar para vivir, lo cual nos hizo ceder espacios a la dignidad con tal de alcanzar una vivienda, un buen trabajo, un viaje al extranjero y un privilegio como comer salchichas o usar papel sanitario, todo tipo de prosperidad dependía del Estado. Para sobrevivir la gente era capaz de cualquier bajeza o delito, como justificar su entorno cercano a la prostitución y el robo, sin cuestionamientos morales. Todo estaba justificado porque se estaba luchando para vivir”.
Por otra parte, Rafael Rojas describió que el libro es el “retrato de una familia pobre, en la provincia Pilar de Río, la más pobre de la isla de Cuba, justo la que se acerca más a México y se enmarca a unos doscientos kilómetros aproximadamente de las costas de Yucatán. Es una historia desde abajo, que nos cuenta una mirada, a veces historiadora y antropológica del padre, la madre, los hermanos, los tíos y los vecinos, de toda la familia.
A la presentación del libro también estuvieron como invitados el presidente del Grupo R, Ramiro Garza Cantú y sus hijas, Ana y Beatriz Garza; el gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila; el presidente del Senado, Roberto Gil Zuarth; el líder de la bancada del PRD, Miguel Barbosa; el jefe delegacional de la Cuauhtémoc, Ricardo Monreal; y la diputada federal Ivonne Ortega.
Rubén Cortés
Nació el 18 de enero de 1964 en Pinar del Río, Cuba. Se graduó de la licenciatura de periodismo en la Universidad de la Habana. Actualmente radica en la ciudad de México desde el 15 de octubre de 1995. Ha sido corresponsal de Guerra, subdirector general del periódico La Crónica de Hoy, Jefe de la portada en el diario Reforma, director editorial en el noticiero Hechos de Javier Alatorre, en TV Azteca, profesor en la Universidad Iberoamericana y corresponsal de Prensa Latina.
Es autor de Crónicas de Guerra, Afganistán e Irak en el frente de batalla de 2003, Nueve meses en la eternidad y del libro de reportajes ¡Cuba, Cuba!.
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